Ana observa la lluvia a través del cristal y al pájaro que se protege en el alfeizar. El agua cae con rabia y el cielo se tiñe de rojo, el animal y ella se miran y él inclina su pequeña cabeza. Lo observa mientras la tormenta arrecia, la ventana ya no sirve de protección, pero el pequeño animal sigue ahí. Ella abre para que entre mientras el cielo se sigue manchando de sangre. Él la mira fijamente, alza el vuelo y escapa.
Ana queda atrapada. ©
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