Siempre paso por aquella esquina 5 y veo aquel niño, que siempre tiene puesta la misma ropa sucia y vieja, este trabaja día tras día y a veces algunas noches frías, siempre está parado al lado de un semáforo viejo, que queda diagonal a donde laboro yo, pasan los días y los meses y cada día me convenzo más que hay que ayudar a ese pequeño trabajador mal remunerado, en donde el jefe es el destino y su inspiración su familia.
Tanto fue las ganas de ayudarlo, que no pude resistir más y lo ayude, lo invite a un café para que me contara su vida, lo hizo y cuando lo hacía me daba más ganas de ayudar, lo mire y le dije ya no estás solo, te ayudare a ti y a tu familia, en ese momento las lágrimas del niño cayeron al suelo y lo inundo de una alegría que lo hacía llorar, se paró de la mesa me lo agradeció y ahora ya no es un niño de la calle, ya no es aquel niño trabajador, sino un estudiante de una prestigiosa universidad, en donde estudia derecho, con un único objetivo, ayudar a más trabajadores pequeños que están estacionados en los semáforos de las calles.
Nunca pensé que por esa acción, crearía una persona que lucharía por los derechos de los niños trabajadores, eso nunca paso por mi mente, tan solo quería ayudar aquel niño de la esquina 5, que siempre lo veía con ropas sucias y viejas.
Fin
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