Lamento los poemas que para ti escribí, porque sé que ahora no los puedes leer, que cruel
es saber que la mujer que amas no la volverás a ver sino al cerrar los ojos. Tan solo al
recordar, tan solo al evocar momentos que vivieron.
Fueron muchos segundos, tantas horas y días llenos de felicidad, las hermosas palabras que
se dijeron y los errores que se cometieron.
Así como los barcos naufragan en el fondo del mar, así naufrago en el silencio eterno su
voz.
Mi corazón perplejo quedó al ver sus ojos cerrados por toda la eternidad, ese momento se
incrusta como una daga en mi pecho, así lo sentí.
En las noches de tormento, sueño con ella, sueño que beso sus labios, sueño que la acaricio,
sueño que la abrazo y que nunca la volveré a soltar, pero despierto y me enfrento a la
realidad
Por ahora he de vivir recordando aquellos momentos hasta que nos volvamos a encontrar…
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