Siempre he pensado en cómo un simple pedazo de papel con unas cuantas tintas impresas nos puede transportar. Bueno, también en cómo todo ha evolucionado desde la primera fotografía tomada hace cientos de años. Siempre ha sido curioso; desde risas, llanto, felicidad o tristeza, una foto puede hacernos sentir todo eso. Pero tal vez, ¿se han puesto a pensar en todas las fotos que tomamos a diario pero nunca guardamos? ¿No? Bueno, cada día, en cada segundo, memorizamos inconscientemente cientos de imágenes que, aunque no lo sabemos, son imágenes hermosas. Es como ver fotos vivas, fotos que podemos tocar más allá del papel, sentirlas, olerlas, hasta probarlas y besarlas. Si les dijeran que se van a quedar ciegos en una hora, ¿qué sería lo que mirarían para memorizar y siempre recordar? ¿Sería un paisaje? ¿Sus mascotas? ¿Su familia? ¿Su casa? ¿Su carro? Tal vez, ¿a ustedes mismos? Es difícil de responder, ¿cierto? Tan poco tiempo y tantas cosas que ver y disfrutar para recordar. Curioso, ¿no? Cómo en este momento la perspectiva cambia y empezamos a pensar en qué ver o en cuál sería nuestra decisión.

Algo así dicen las personas que estuvieron al borde de la muerte; dicen recordar los mejores momentos de su vida. Yo pienso que los mejores momentos de nuestras vidas no suelen estar en fotos físicas, sino en las fotos que tomamos con nuestros ojos. Curioso llamar de esa forma a los recuerdos, pero ¿cuándo fue la última vez que tomamos aire profundo recordando ese paisaje tan hermoso que vimos? Tal vez cerramos los ojos y nos transportamos a ese bello restaurante en otra ciudad mientras probamos algo que sea similar. Curioso…

Es curioso cómo dejamos de pensar en las cosas buenas que tuvimos; solo pensamos en lo malo. Es curioso cómo andamos tan acelerados y ya no nos detenemos a oler las flores, a mirar una nube graciosa, a abrazar a nuestra familia, ver cómo alguien sonríe o ver cómo alguien llora. Solo pensamos en seguir, pero ¿por qué? ¿Por qué estar tan acostumbrados a estar acelerados, a estar buscando lo mismo en común? ¿Por qué estar en esa carrera de ratas corriendo tras el mismo trozo de queso?

¿Qué no puede comprar el dinero? Si lo piensas, el dinero puede comprar casi todo, pero no puede comprar tiempo y amor. Claro, obviamente amor real; tal vez te compre la ilusión de amor de una noche o, bueno, de una hora, pero no amor real. Es curioso que algo que nos aqueja tanto no pueda comprar lo que realmente importa en algún momento de nuestras vidas. Quisiera creer que el tiempo es algo que podríamos recuperar, todo gracias a la expresión «Voy a recuperar el tiempo perdido», cuando no es así. Tal vez no lo recuperamos, tal vez lo aprovechamos mejor, pero jamás lo recuperamos.

Recuperar es una palabra bastante optimista, pero el diccionario la describe como «Volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía». Lo que antes se tenía…
¿Qué tuvimos antes de desperdiciar el tiempo? ¿Esperanzas? ¿Sueños? ¿Ideas? Bueno, sea cual sea, la idea de recuperar es un poco complicada cuando hablamos de tiempo. Podemos recuperar cosas físicas, pero nunca algo intangible como es el tiempo.
¿Qué memorizarías a una hora de quedarte ciego? ¿Aún no lo sabes? Bueno, te soy honesto: memoriza todo lo que tienes, lo que vives y lo que ves cuando respiras, eso es lo que estás viviendo. Vivir es disfrutar el tiempo, tiempo que estamos perdiendo, perdiendo en lo mismo que siempre nos ha aquejado. Pero, ¿por qué desperdiciar? ¿Por qué desperdiciar el tiempo si no va a volver? Es curioso cómo nos asusta no disfrutar lo suficiente, pero aun así no lo estamos haciendo. No disfrutamos porque creemos que aún nos falta algo. Pero no es así; simplemente el tiempo pasa y no se detiene. No paramos de tomar fotos con nuestros ojos y realmente simplemente no dejamos de vivir. Vivir es tomar fotos con nuestros ojos, sentir esas fotos es parte de vivir.

Pero a veces nuestras cámaras están sin batería, pero para que esa batería se recargue simplemente debemos tomar más fotografías. Sólo para que después lo único que podamos recordar y sentir no sean sólo recuerdos en pedazos de papel.

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