Volví a mirar a través de la ventana, esta vez más atento… más nervioso.
¿Era realmente posible que pudiera estar ahí? ¿Cuántas eran las probabilidades? Un escalofrío recorrió mi cuerpo, ninguna ¿verdad?
Con las manos temblando me levante de la silla, decidido a salir de ese bar, correr lo mas rápido que mis pies lo permitieran y abrazarlo, abrazarlo tan fuerte como nunca antes lo había hecho.
Pero no lo hice.
Con cada paso, sentía como me costaba más respirar y la vision nublada por las lagrimas me impedían ver con claridad. Finalmente, ahí me quede, a escasos metros de la puerta, petrificado, contemplando el lugar que parecía mucho mas pequeño de lo que podía recordar y entonces, volvió a pasar. Una tormenta de dudas, reproches y culpa cegaron mi mente ¿era realmente el?¿Había vuelto? ¿pudo encontrar el camino de regreso a casa? no, no y no. Nada de eso era posible. El estaba muerto y no había nada que pudiera hacer, o al menos eso había dicho la policía, aunque no estaba del todo seguro de esa versión, a pesar que salio en todos los diarios y noticias del país «encontraron a Nicolas ferrero, el niño mas buscado en las últimas semanas, su cuerpo se encontraba en un descampado» o algo así, realmente no le había prestado la suficiente atención para acordarme, no podía perder el tiempo leyendo tantas mentiras.
¿Se encuentra bien? – Una voz me sacó de mis pensamientos y aunque lo intenté, no encontré mí voz para responder
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