“-¿Quién eres?
-Definir es limitar”
El Retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)
—————————————————–
El hecho de ser y existir me tiene siempre al borde de la locura. Sorprendentemente, no afirmo esto como un asunto de preocupación. Para mi alivio, no tengo idea de quién soy, cuál es mi lugar y cómo se mueve el mundo al que inevitablemente pertenezco. Estar en constante confusión, intentando ser y no ser, es el secreto para sobrevivir entre el correr apresurado del tiempo y la desesperante cordura de la realidad.
Ciertamente, no se requiere mucho para lograr existir sin saberse definir. La única regla es quizás mantener la incongruencia. Estamos construidos por infinitas cosas, momentos, ideas y personas que nos hacen lo que somos, pero una parte de nosotros son también las incoherencias, momentos de choque entre dos o más partes, incoherencias con las que nos enseñaron a luchar hasta erradicarlas, como un tumor maligno que debe ser extraído inmediatamente de la conciencia porque es motivo de vergüenza y de muy mala reputación… Pero lo que no muchos saben es que con la incoherencia se va esa parte de nosotros que siempre está en movimiento y nos permite crecer.
Y esta obligación de evitar la incoherencia se presentó ante la chica con la navaja en su bolso. Una guerrera de cuentos de hadas, valiente, directa e independiente. La chica recorría la selva de cemento segura de que cualquier peligro era una pequeñez al lado de su fuerza interior y su navaja. Una chica con convicciones claras, enemigos a los que vencer y almas a las cuales defender. Se construyó gracias a sus heridas y a sus triunfos, se moldeó en su arte y siempre se expresó conforme a su identidad. Ella sabe lo que es, lo que busca y lo que aborrece, tanto que hasta el mismo Hércules (hombre débil) la envidia.
Y aunque estaba lista, con sus armas empuñadas para la batalla, ella olvidó que el peligroso dragón nunca avisa su llegada, y que, como quimera, se enfrenta a la heroína de formas inesperadas. Y se encontraron cara a cara, ella con su navaja en el bolso y su valentía en el corazón, y el dragón con una simple, pero contundente acción de indiferencia, un desprecio inmenso ante la guerrera y lo ella amaba y cuidaba, como si ella no tuviera importancia alguna, como si enfrentarla no implicara ningún riesgo… Y ella y su navaja no pudieron hacer nada.
El dragón se burló en su cara, recordándole todo lo que alguna vez dijo y todo lo que no hizo, su miedo la congeló como a piedra, pero no la mató el dragón, sino lo que vino después. Su conciencia traicionera la condenó por su incoherencia: “Tanto que dices y tan poco que haces” “si dices ser una valiente, pues hoy no lo has sido” “quizás no eres nada de lo que dices” “¿Qué eres entonces?”
Ahora nuestra guerrera piensa que de nada le sirve la navaja en su bolso, la madurez de sus convicciones frente al mundo y sus declaraciones contra aquello que ahora no podía enfrentar, como siempre pensó que lo haría… pero aquí no acaba la historia, porque una heroína de su nivel merece mejores finales.
Le conviene a esta guerrera saber algo… ¿Qué más da la incoherencia? Para ser y no ser se requiere destruir y construir el mundo constantemente, hablar una cosa y hacer la otra, enfrentarse a esa parte desconocida dentro de sí mismo para saber qué hacer con ella, porque en cada reconstrucción aparece un tesoro nuevo y una
nueva oportunidad de vivir, casi como nacer y morir infinitas veces, una experiencia reservada a las heroínas, semidiosas y guerreras.
La chica con la navaja en su bolso no pudo enfrentar al dragón y a sus miedos frente a un peligro tangible, exploró esa parte de ella que no conocía y ahora es su deber ser otra, igual de valiente y fuerte, pero más preparada para empuñar el arma y defender lo que debe ser defendido en sus nuevas historias.
Simple y complejamente, ser y no ser requiere amar y odiar, estar motivado y dormido, enfocado y perdido. Se debe ser incongruencia, decir blanco y vivir negro, estar loco y mantener siempre la cordura, buscar en ese caos interior lo que verdaderamente somos.
No te aflijas guerrera, que la navaja en tu bolso y el temor paralizante convive dentro de ti, y te construyen. Mañana esperarás al dragón, o a otra fiera dispuesta destruirte, y sabrás qué hacer, o no, pero al menos será diferente. Ahí ya habrás triunfado.
Corresponde, pues, ser incoherencia, estar siempre al borde de la locura, para vivir la historia propia con todos sus matices, y no solo los grises que todos escogen y que a todos encierran lejos del mundo del constante cambio.
… Cabe aclarar que esto de ser y no ser, de pugnar actos y pensamientos en un mundo de cuadros y estructuras, no es tarea fácil. La chica con la navaja en su bolso debe ser solo lo que afirma ser y no aquello que la mueve en los momentos donde pierde el control. Tanto ella como todos debemos encajar en esquemas, entrar en círculos cerrados con preferencias fijas y propósitos que ayudan a aliviar la confusión de la realidad. No obstante, si decides elegir la duda e inestabilidad, te espera una vida de aventuras y triunfos digna de una heroína.
OPINIONES Y COMENTARIOS