¡Querer a las personas!

Querer a las personas es difícil cuando están bajo el manto de las condiciones y las expectativas. Es difícil cuando ese querer va alineado a la interminable lista de peticiones que ejecuta nuestra mente y corazón para dar cariño y amor.

Querer a las personas es difícil cuando nuestra intención es domarla y encerrarla en la jaula de nuestras idealizaciones. Cuando solo nos enfocamos en lo que queremos de las personas en un nivel de conveniencia no podemos amarlos o quererlos por lo que realmente son y por lo que realmente llegaron a nuestra vida.

Pesada se torna cualquier relación cuando se necesitan demasiadas cosas para dar afecto; cuando los besos solo se dan cuando hay regalos o sorpresas de por medio y no solo por el placer de hacerlo… 

Querer a las personas con libertad y sin aprisionamientos hace más fácil las relaciones de cualquier índole. Ya lo decía Julio Cortazar: «Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad.»

Querer a las personas es más fácil cuando dejamos a un lado las ensoñaciones de personas perfectas y estereotipos que se ajusten a nuestros ideales y convicciones. A lo que creemos que es mejor y correcto. 

Cuando empezamos a querer en lugar de buscar razones para hacerlo es más fácil querer…

Etiquetas: amar libertad querer

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