Camino con los cascos puestos escuchando a Franz Ferdinand. 

Estoy volviendo del supermercado de comprar una trampa para hormigas, tengo el piso infestado por segunda vez este mes. 

Ya compré otra trampa ayer, pero era de marca barata y las hormigas la han ignorado. De la misma manera en que el banco lleva ignorando mis reclamaciones tres semanas.

Tengo 14 euros en la cuenta y el corazón roto, y anoche se lo rompí yo a una chica que nada tiene que ver con mis heridas, las cuales se acercan preocupantemente al año de edad y no parecen mejorar. 

¿Pero cómo podrían?, si me las hizo el puñal más bonito. Me daría pena, que cicatrice mi corazón me partiría el alma. 

Sin saber qué es peor, me voy a acercando a casa con la bolsa de la compra y dispuesto a acabar con las hormigas, cuando pienso que no. La vida no es hermosa como me dijo ella.

La vida está bien.

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