Lleva viajando siglos y siglos sin cansarse
en su paso, dejando aroma y costumbres que no cansen.
Escogió la mano como su compañero de viaje,
sin saber que ese compañero le aplastaría y le daría vueltas durante ese viaje.
Dicen que el que te quiere bien te hará llorar
pero nunca he visto al pan llorar.
En este túnel sin salida se rinde y confía en su compañero de viaje sin hablar,
sabiendo que al final volverá a soplar.
¡Hasta luego! amigo hasta luego
ahora me toca mi turno.
La mano le acomoda en el fuego y se va satisfecha
sin saber que el gran mérito y los elogios se la lleva su presa.
Otro viaje me tocar hacer
solo me toca hacerlo.
Por fin demostraré lo que llevo en mí.
Llevo agua y aceite lo que me dio elasticidad,
llevo sal para recalcar que me han ayudado,
llevo orgullo pero el fuego resaltó su lado bueno,
y me llevo a mi mismo al paladar de mi público.
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