EL PANADERO Y EL MENDIGO

EL PANADERO Y EL MENDIGO

Mar Barcelo

12/08/2023

Con un gran corazón disimulado tras un mal carácter, Peter Smit era el dueño de una panadería llena de colores, de abundancia , un festival para los ojos y el olfato, una especie de felicidad con miga en pleno centro turístico del pueblo holandés de Alkmaar.

Detrás del mostrador de la panadería, que tenía apenas cinco metros lineales, estaba su mujer atendiendo a los abundantes clientes con la ilusión de vender todo lo que su marido elaboraba, explicándolo con ganas, mientras él amasaba pan, bizcochos, pasteles y demás en el subsuelo, de medianoche a mediodía, seis días por semana.

 Tras los cristales que separaban el pan y la bollería del público, se esparcían bizcochos redondos cubiertos de mermelada y frutas, tartas de manzana, un amplio surtido de bollería y un combinado de panes que probablemente alcanzaba más de 15 variedades. Pero el éxito de la panadería era, sin duda, un pan de centeno hecho con cerveza, de inspiración irlandesa.

A sus 63 años, Peter se sentía feliz, trabajada con entusiasmo pero un frío día de diciembre, su vida cambió por completo, Peter fue víctima de una intoxicación con monóxido de carbono a causa de un horno en mal estado. Si Jan ese día no hubiera pasado frente a la panadería, Peter se habría ido directamente al cementerio.

Desde hacía unas semanas el panadero ofrecía regularmente un café y un croissant a Jan Meijer, un hombre sin hogar, alto y con muchos tatuajes que solía pedir limosna delante de la panadería.

Jan se encontraba junto a Peter cuando este comenzó a tambalearse y caer al suelo, preocupado Jan llamó rápidamente a la mujer de Peter y esta a los servicios de emergencia.

Peter de regreso al trabajo, tras doce días de hospitalización, propuso a su salvador un empleo a tiempo parcial.

Tras trabajar varias semanas con Jan, Peter vio que el mendigo tenía disposición para el trabajo y mucha voluntad,  fue entonces cuando Peter decidió cederle el negocio por un simbólico florín holandés, ya que ninguno de sus hijos quería seguir el negocio.

En ese momento de la vida, lo que más le importaba a Peter era la salud y quería tener una vida libre y estar en paz.

Para asumir sus nuevas funciones, Jan se quitó las greñas y se rapo la cabeza. Peter siguió trabajando unos meses más junto a Jan para enseñarle  al cien por cien su trabajo.

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