Palabra de panadero

5:00 am

Suena el despertador.

Tengo que amasar pan pero creo que también debería amasar a la persona que duerme al otro lado del colchón.

Desde que abrí la panadería, paso menos tiempo con ella. Duermo de día y trabajo de noche.

Ayer,cuando terminé de despachar a los clientes en la tienda, le di un regalo. 

Ella todavía no sabe que dentro del pan hay un anillo de compromiso.

«A buen entendedor, pocas palabras bastan».

Dice el refrán que «lo que dice el panadero, siempre es verdadero» y sí, es verdad que quiero pasar el resto de mi vida con ella. Además, «no sólo de pan vive el hombre», uno necesito del cariño de las personas como del comer. 

La conocí hace ya algunos años, justamente con las manos en la masa. Fui al colegio de mi hijo  uno de esos días en que piden a los padres y madres que hagamos talleres de cosas chulas con ellos. Ese día los niños se divierten, orgullosos de nosotros.

Allí estaba ella amasando como si no hubiera un mañana.

Comencé a reírme.

Me miró mal.

– ¿Qué pasa, de qué te ríes?- dijo-.
– Vas a marear la masa, hay que hacerlo con cariño, mujer. 

Y desde ese día en que nuestras manos se emplovaron de harina, no se han vuelto a separar.

Hoy es el día perfecto para pedirle matrimonio.

Y dirás, ¿por qué hoy? 

Y yo te dire, ¿ por qué no?