No te veo, pero te presiento.

Desde aquí arriba, desde la roca, desde la barandilla, miro hacia tu mundo líquido, el mar, el océano.

Solo puedo intuir.

Conozco el silencio, mi mundo de silencios secos y opresivos.

Tu extraño universo de ondas sensibles a movimientos de otros seres, de pequeños moluscos, de medusas, de otros peces, evocan el aleteo de la mariposa.

Los cuadernos infantiles se han zambullido en tus aguas y han dejado rastros de Alpine.

Yo me muevo entre los grises. Mi columna se vertebra entre el rojo y los negros recovecos.

En el fondo, nuestros mundos no son tan distintos. La vida nació en una gota de agua y quedó la lágrima en el estuche reseco.

Aquí arriba quema el aire. Respirar es cada vez más costoso. Necesito de tus branquias para volver al inicio, para atravesar las mareas de balas que no matan, pero que golpean el alma.

Zambullirme. Dejar la roca, la barandilla, el negro asfalto de mi vida y vagar en tu mundo húmedo, de fría realidad del principio y final de la vida, escamas de nieve resbaladiza. Me hundiré bajo tu piel para calmar mi tiempo.

No me preocupa mi desnudez. Mi cuerpo encontrará largos e indestructibles plásticos que abrazarán cada brazo, cada rodilla, rodeando mi cuello y mi cintura, como envolvieron el colchón de uno ochenta por noventa centímetros solitarios.

Querría que la corriente me arrastrara a las arenas del fondo marino. Que mi piel y mi carne se convirtieran en plantas y líquenes verdes. Que tu boca de anchos labios me besara y limpiara día a día. Que te alimentaras de mí para transformarte en lo que yo nunca fui.

Déjame ser en ti. Llegar a ser la hembra que siempre he deseado. Madurar en un cuerpo transformado sin miedos, sin escándalo.

Déjame ser en ti. Dorada entre los ojos, en el cuello sin cadenas.

Déjame pertenecer a tu bancada como una más. Confundirme con el de al lado, con la de al lado. Solamente ser.

FIN

Breve aclaración:

La dorada es una especie hermafrodita protándrica. Esto quiere decir que son machos al nacer hasta que alcanzan aproximadamente los dos años. A partir de este momento, tienen un año para convertirse en hembras maduras. Una transexualidad sin tormento.

El audio pertenece a la autora, Inés Fonseca: tanto el poema como la música y la voz. La guitarra corre a cargo de José Manuel Fernández.  

Poema CALMAR

CALMAR

Renace la luz del día.

Abraza el despertar.

El alca atraviesa el cielo,

la vela dibuja el mar.

Volver a los silencios.

Limpiar para sentir tu voz.

Volver a este sosiego.

Cantar para sentir…

Ay, ay, ay, ay, ay, ay,

para sentir el tiempo….

Ay, ay, ay, ay, ay, ay,

para calmar.

Vestirte de azul y blanco

con olas de brisa y sal.

Limpiarte del gris y negro

con viento de lluvia y mar.

Volver a los silencios.

Limpiar para sentir tu voz.

Volver a este sosiego.

Cantar para sentir…

Ay, ay, ay, ay, ay, ay.

para sentir el tiempo.

Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay,

para calmar.

Quererte como a un amante,

hundirme bajo tu piel.

Tu fondo de arena limpia

recobra todo su ser.

Volver a los silencios.

Limpiar para sentir tu voz.

Volver a este sosiego.

Cantar para sentir…

Ay, ay, ay, ay, ay, ay,

para sentir el tiempo.

Ay, ay, ay, ay, ay, ay,

para calmar.

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