…Recuerdo aquella tarde fría, como suele estar la nariz de un gato. Estaba en la casa de mi abuela, nada me impedía estar ahí, quizás sí, pensé suavemente en mi mente, un poco el frío, pero cuando es amor, nada es imposible ni prohibido y menos cuando hablamos de abuelas.
Ella con su voz sutilmente me dijo:
_¿Quieres qué te cuente una historia?
Y yo muy contento con las manos un poco congelada le respondo;
_ Si, si es una historia real, «no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy».
Ella al oír eso, se acomodo en su silla un poco ya roñosa y empezó a contar la historia:
_ Era una tarde como la de estas, cuando mi padre vivía en el campo, hacía un poco más frío del que hace ahora. El solía estar gran parte del día en caballo, ayudando a la familia, en las tareas del campo, como ordeñar a las vacas, darle de comer, y esas tareas que era muy común de la época…
_y…, ¿por qué ahora hay poca gente que ande en caballo?.(preguntó Shak a su abuela).
Y la mirada de la abuela, fue muy ligera al oir la pregunta de Shak, pero a su vez sutil, pero de ella no salió una palabra. Ella siguió narrando la historia como si nadie hablara.
_…mi madre era la mujer que se encargaba de la casa, ella nos cuidaba. Todos los viernes nos hacía unos panes bien calentitos y bien esponjosos para tomar con la leche, que traía mi padre. Él era un hombre muy ordenado, pero un poco alocado…
Termina esta oración, y con un movimiento sutilmente ve a su nieto con la mirada pertinaz, en sus ojos ve unas ganas de que esa historia siguiera y que no acabará ahí, como suelen ser las historias de ahora que terminan en suspenso. Pero ese no era el problema.
_ sigue, sigue.(dice Shak reclamando a su abuela)
_ no era un loco desquiciado como quizás conozcas(reitera su historia)
le decíamos que estaba loco porque solía mojar el pan en vino, bañarse con luna llena, y cosas que otro día te contaré. Pero de eso imagínate todo el ciclo lunar que tenía que pasar para que se bañara tu bisabuelo, pobre de mi madre el aroma que tenía que aguantar…
La abuela ya casi que no sabía qué más decir, y no era por no saber qué más contar, sino, ella fue abandonada y nunca había conocido a su familia, pero era tan gratamente ver la cara de su nieto con esos mejillones colorados por el frío, que no le permitía salir a la luz esa verdad.
_y…, entonces que paso luego abuela.(reclama el niño a su abuela)
Y ella sin palabras le responde:
_ parece que es hora de tomar la leche…
Y el le responde:
_ abuela…, yo quería el final de la historia antes de tomar la leche(le reitera con una voz tan suave como pájaro en el aire).
Y dejando esas palabras ella le responde con la mejor de todas las ondas.
_shake a veces las historias no tienen final, y a veces las historias son ficticias.
_y…, que es éso, ficticio abuela no me vengas con figuras.
Desconociendo el tema, debido a que era chico. Ella le da una breve explicación.
_ No shak, ficticio, significa cuando una historias es creada a través de la imaginación.
Sin entender aún, Shak se agarra con una mano la cabeza, y se cuestiona. Cuando de repente.
¡PLAF!
Se pelo un golpe, y cae la abuela de su silla roñosa, asustada, dejándola allí sin movimiento.
_ Abuela, ¡¡abuela!!(grita desesperadamente)
Estas fueron las últimas palabras que Shak le dijo a su abuela, aquella se había muerto con un grave golpe en la cabeza.
Así fue como Shak siempre recordó aquella historia sin final, y recordó también las palabras de su abuela… «a veces las historias no tienen final» y así fue como la recordó sin despedirse, lo único que recordó fue la honrosa comunicación y así fue como una historia quizás terminó, o no.
Fin.
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