Queridas Autoras del ayer:
Es difícil pisar las enormes huellas que dejaron escritoras como Austen y May Alcott, los anhelos de esta autora son fuertes pero muy difusos. Pareciera ser que la belleza del mundo ya fue escrita en hojas cafés con una pluma, a la luz de las velas. Lo que queda es el horror del devenir relatado con el calor de mis dedos sobre teclas frías bajo la luz azul. ¿O será que no sé juzgar la belleza?
Si algo hermoso queda por enseñar quisiera verlo, olerlo y sentirlo; y si es amor, me temo que un concepto tan antiguo como los hilos del camisón de mi abuela ya no conmueve a nadie y ha perdido su forma e incluso su valor. En una era donde todo está sobrevalorado, el sentir está por los suelos, más mal estimado que nunca. Las autoras de antes abrían su pecho para escribir sobre los asuntos del corazón y coser de ello sus páginas, esta escritora cose su pecho para no tener que escribir sobre lo único que queda, el desamor.
Las almas frías, las calles vacías y las alas rotas. Nadie es impresionable, todos saben a qué sabe el mundo, pero pocos lo han probado, viven a través de la experiencia de otros, la cual es condensada en pequeñas cajitas que suenan liberando conocimiento que muchas veces es residual. Ya nadie danza con la mirada, mi pecho no arde como debería; sin embargo, el tiempo corre a prisa como una noticia.
Nuestro aliento ya no está cargado de valentía u osadía, solo se libera para anunciar que el día ya acabó, el mañana no se persigue porque ya está aquí. El pasado-mañana se asoma, y no me preocupa nada más que el simple hecho de dejar de sentir.
Los ojos son un regalo y las letras un placer licito, ¿qué haríamos sin ellas? Nos inventamos tareas para huir de la vida, tenemos temor, nos sumergimos voluntariamente en el consumo para llenar la vida que nosotros mismos vaciamos.
¡Qué sería de mi sin ustedes! Mujeres grandes y nobles que plasmaron su ingenio en hojas contaminadas por hombres necios que ocultaron vuestros nombres para proteger su frágil ego. Shelley sabe de lo que hablo.
Por sus legados, sus intelectos y sus pasiones es que hoy no estoy pérdida. Todas ustedes tenían la capacidad de mirar dos días adelante, pero, jamás podrían imaginar la decadencia tras la cortina de un mundo que juró evolucionar. Todas miraron con esperanza el futuro, pero hoy, aún gobiernan los hombres, y aunque me alegra contarles que el sufragio femenino es un hecho, me apena decir que algunos hombres temen tanto a nuestro éxito que han decidido atemorizarnos de vuelta. Salir de casa es fácil, regresar, una odisea.
Es muy probable que la mejor de las escritoras esté muerta y eso haya pasado ayer, jamás lo sabremos. De igual forma, todas son mis musas, no seré la mejor escritora, pero persigo ser la más franca y prometo no doblegar mi voluntad hasta mi último aliento, lo grabaré ferviente en mis huesos.
Nos veremos en el jardín donde danzaremos al ritmo de la poesía, juntas.
Por siempre suya y gracias a ustedes, jamás anónima, Michelle.
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