Conquistador!, by Deborah Baker Monday

Lo que fue una vez una tierra de paz
fue conquistada por la fuerza y la avidez
de aquellos que buscaban riquezas y poder
y no se detuvieron ante la sangre que derramaron.

Los guerreros indígenas lucharon con valentía
contra los invasores que llegaron con soberbia
pero las armas de fuego y la superioridad técnica
los hicieron caer ante un enemigo implacable.

La tierra se tiñó de rojo y el llanto se oyó en el cielo
pero los conquistadores avanzaron sin piedad
dejando atrás un rastro de destrucción y dolor
en su afán de conquistar y dominar.

Pero la victoria no fue completa
pues aunque los indígenas cayeron ante el poder de las armas
su espíritu nunca fue quebrantado
y su legado vive aún en la sangre de su pueblo.

Hoy en día, la historia nos recuerda
que la conquista no fue un acto de gloria
sino un acto de violencia y destrucción
que dejó cicatrices profundas en nuestra nación.

Pero también nos recuerda que la victoria
no siempre es la que se conquista por la fuerza
sino la que se conquista con la dignidad
y el amor por la propia tierra y cultura.

Así que hoy recordamos a aquellos guerreros
que lucharon con valor y con pasión
y los honramos con nuestra memoria
y con la promesa de seguir luchando por nuestra nación.