El Viaje (Infraordinario)

El Viaje (Infraordinario)

Tengo mucho tiempo por delante. Debo bajar once pisos de un edificio cualquiera en un ascensor hermético. No es de los de entonces. No veo pasar el cemento y pierdo mi conexión hacia el entorno. Arriba estaba el bar y abajo, las cocheras. Pero no lo sé. ¿Será así? Pienso en el cielo y el abismo que no encajan ahora. Ese esquema, donde arriba y abajo es paraíso o infierno, es insuficiente. Prefiero a los mayas. Supramundo e Inframundo vinculados sólo por la esencia de lo opuesto. Arriba sol, lluvia, rayo y sequía; abajo: oscuridad y muerte, agua y fertilidad. Me invade una humilde pérdida de la esencia. El pasado y/o el futuro. Nada es tan bueno ni nada es tan malo. Lo sé. ¿Lo sabremos?

Mi ascensor interno sube en contracorriente. Llego al piso del olor, del aroma y me bajo. Creo vernos a todos sentados en el patio tibio, junto al asador detrás de los árboles. Pero no los veo. No nos veo. Huelo flor de paraíso y siempreverde. Dulzón y fresco. Descongestivo como el olor del vientre. Desconocido y primario. Luego, después de un tiempo, llego al piso donde estoy ahora. Cuando freno de repente y me detengo, arriba, en la razón, todo se amontona y a veces, estalla. Regreso al piso que tanto amo. Te saludo con un beso leve, cerrado y también, tibio. No usas perfume. Nunca. Veo tu retrato en contraluz a un hermoso montón de arbolitos. ¿son mi presente o tu retrato?

La luz se corta. La puerta evade el sistema de seguridad y se abre en el entrepiso.

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