La hora maldita

La hora maldita

Juan Mateo

05/01/2023

“Ya basta de alcohol. ¡Qué fiesta tan famélica! ¿Es que nadie tiene hambre? Son las 2:45 am. Veo un letrero con luces, iré ahí, debo darme prisa, siento pasos detrás de mí, espero no me asalten. Fue buena idea no traer la tarjeta de crédito.”

“¿Qué es esto? ¿Un tigre pigmeo? ¿No deberías estar sobre algún techo, árbol, cazando, o con una amiga? ¿Por qué quieres pelear conmigo? Estás muy caliente aunque hueles a humedad. ¿Dónde te habrás revolcado?… Vete.”

“Llegué. Se acerca una mujer de apariencia asiática. No logro entenderla. Acaba de entregarme la carta. Es una lista larga, los platos parecen repetirse, arroz con esto o aquello.”

“La comida estuvo muy buena. ¿Qué carne sería? ¿Será carne de cerdo, o de vaca tal vez? De pollo no creo. El té de jazmín estuvo agradable. ¿Serán hojas naturales? Creo que debo dejar de cuestionarme o me hará daño la comida. Pediré la cuenta…”

“Voy a acercarme a la cocina… Parece que hubieran matado algún animal aquí, tal vez algunos patos, pero no un cerdo, aunque la cantidad de sangre pareciera indicar que sí… Esto me hace pensar que la carne era fresca, aunque me es desagradable.”

“Dejaré el dinero sobre esta mesa… Qué raro, la puerta de la cocina se ha cerrado. ¿Serán aquellas las llaves? ¡Sí! ¡Maldición, quién eres! No me asuste, usted debe ser el cocinero. Aquí tiene sus llaves. Adiós y gracias… ¿Por qué me mira así? ¡Guarde ese machete! ¡Maldito, por qué me ataca! Debo salir de aquí; querrá asaltarme. ¡Maldita sea! La calle está clausurada con un muro, ¿qué es esto, el muro de Berlín? Hace 45 minutos no existía. Ahí viene ese hombre nuevamente, no tengo forma de esquivar el ataque.”

“¡Milagro, gatito! Hiciste tropezar a ese psicópata, vámonos o te comerá a ti también… Esa mujer está parada en la puerta, quiere atacarnos. ¡Salta! ¡Ataca su rostro! Oh, ahí viene el loco… ¡Me has cortado la mano, maldito! ¡Amigo, muerde su entrepierna, eres mejor que un perro guardián!”

“Oh, un taxi. Subamos… Señor, acabo de pasarla muy mal, casi me matan unos locos… Este no es mi gato, pero luchó como un tigre para salvarme. Que no le sorprenda mi relato.”

“¡Qué noche! ¡Qué cansancio! Juro no beber más. Mamá, no sé por qué siento un gran dolor en la mano derecha, debo haberme caído. ¿Quién me trajo a casa? ¿Qué es este corte? ¿Qué traes en brazos? ¡Un gatito! Entonces, no fue un sueño…!”

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