Era la primera vez que me mudaba solo a un pueblo el ambiente se sentía algo extraño, pero no me iba a permitir perderme este lugar, la renta era barata y la ubicación de la cabaña era perfecta, ni tan lejos del pueblo ni tan cerca.
Tarde unos días en acostumbrarme a tal silencio, pero cuando me aburría solía ir al pueblo por cervezas, alimentos y dulces que repartía a los niños mientras caminaba por la plaza, la gente no solía preguntarme nada era como si supieran que me quedaba en aquella cabaña de igual forma era un pueblo pequeño con menos de doscientos habitantes y de todos modos no me interesaba socializar con pueblerinos. Pero en mi tercera visita al pueblo pude percatarme que las personas del pueblo compraban velas entonces pensé que alguien importante del pueblo había muerto me apresure en ir a la tienda, pero en cuanto el dueño me vio me entrego la bolsa con cervezas, alimentos, cigarrillos y algunos dulces lo hizo tan rápido que supuse que no quería hablarme ni nada entonces lo único que hice fue pagarle, mientras sacaba una cerveza de la bolsa me dirigí a la plaza me senté en una de las bancas y entregue algunos dulces a los niños que jugaban, al terminar mi cerveza decidí explorar más el pueblo de todos modos era un pueblo pequeño y no me tomaría mucho tiempo, pero entre más caminaba el ambiente se sentía más tenso de pronto empecé a sentirme mareado no podía ser me repetí solo había tomado una cerveza cuando de pronto algo raro paso empecé a escuchar su voz tan inocente, pidiéndome que le regale un dulce entonces creí que deliraba y me apresure a llegar a la cabaña y aunque las piernas a duras penas me respondían logre llegar, pero de pronto sentí un frío extraño en toda la piel y el ambiente aún más tenso cuando al abrir la puerta de la cabaña todo el pasillo estaba lleno de velas, pero no de velas blancas sino de negras, empecé a sentir escalofríos cuando escuche de nuevo su voz diciéndome que me detenga que parara cuando de pronto el viento azoto la puerta de un solo golpe, con las pocas fuerzas que tenía me dirigí a la puerta, pero algo extraño me arrastro empecé a gritar pidiendo ayuda y que parara, pero eso me seguía arrastrando y de pronto así como si nada se detuvo, mi corazón no paraba de latir, pero no podía moverme ni hablar entonces empecé a escuchar una respiración intensa como si estuviera furiosa entonces empiezo a angustiarme y logro ver al final del pasillo a ella corriendo hacia la sala y riendo, pero no era una risa normal era una risa como si supiera que ahora me tocaba a mí de pronto perdí la noción del tiempo y al final si pude levantarme pero cuando lo hice sentí que alguien me tocaba la espalda de inmediato volteé y no era nadie, claro que no era nadie yo estaba solo me repetí.
Me apresuré a dirigirme a mi cuarto y empacar mis cosas, pero ninguna estaba ahí ni siquiera mi maleta entonces me pareció me extraño y recordé que la vi caminando hacia la sala me dirigí ahí de inmediato y en ella encontré un altar con velas blancas, fotos de ella todo el altar tenía cosas que ella le gustaban fotos, juguetes, dulces, incluso todo el lugar olía a ella. Entonces sabia que ya me habían descubierto pensé que en ese pueblecito nadie lo haría, pero era claro que ya sabían que era yo el que la mate.
Entonces no me importo mis cosas lo único que quería era huir de aquel lugar, pero al estar afuera de la cabaña mire al hombre de la tienda y me di cuenta de que era el mismo que me rento la cabaña, pero como era posible que en todo esos días nunca me haya dado cuenta era el mismo anciano, cuando de pronto empezó a reírse y de atrás de él estaba ella mirándome con ojos de odio y todos los niños del pueblo también estaban ahí, entonces supe que todos eran los niños que mate me apresure a correr, pero en el camino logre ver a las personas del pueblo con las velas que compraron entonces lo único que pude hacer es correr hasta llegar aquí y entregarme, si fui yo el que la mato pero no solo a ella sino a veinte más.
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