Regresa tu voz,

al igual como viene hacia mi tu intensa mirada,

como si al cerrar los ojos lo único que viese fuese tu ceño fruncir,

y decir «esta bien» 

cuando todo es un caos, 

ves de a poco como me desmorono frente a ti

y caen cenizas

al ver que no me quieres como pense que me querías, 

o que quizás no lo hacías de la manera correcta,

Intente escuchar más allá de tu voz,

que solo emitía un sonido estático…

Escupiendo incoherencias y dagas frente a mí,

me concentraba en el sonido de los coches 

en el pedido de alguien más,

quería pensar en una canción 

pero lo único que venía a mí eran risas falsas 

sonrisas tristes

viajes no deseados,

una cama grande y fría solo para una nena de siete años,

me hace recordar el sonido de la lluvia golpear con fuerza el ventanal,

me hace recordar el sonido de tu garganta tragar. 

y yo gritando 

llorando 

desarmando 

y

rearmando

para que me escucharás

cuando solo eras capáz de escucharte a ti,

como si fuese un diálogo entre uno mismo 

y estuvieses batallando una guerra contra ti… 

cuando la verdadera guerra estaba ahí 

frente a ti.

Peleando solo 

sin darme la oportunidad de soltar el gatillo…

Solo pienso en lo distinto que somos y lo similares que podemos llegar a ser…

Tus heridas que aún están por cicatrizar

Que deben de saber a mar 

y aún así la herida sigue ahí 

porque ninguno de los dos es la cura del otro.

Y fue en ese momento en el cual entendí que estabamos perdidos.

Salgo corriendo del lugar 

y no haces nada para detenerme 

me dejas ir 

como si nos hubiesemos juntado a tomar el té

me dejas ir

a pedazos, 

con lo poco que me quedaba 

me dejaste ir 

para terminar solo escuchando un silencio

que hasta el día de hoy no se va 

cuando pienso en ti. 

-Alejandro (Papá) 

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