Tu mejor amiga

Tu mejor amiga

Berta Castillo

05/05/2022

NOTA: La pieza está pensada para mirar las imágenes al tiempo que se escucha el audio, leer después el texto y visualizar, por último, el videoclip.

–Le miré desde abajo. Me sabía su canción. Le pregunté si quería algo, entonces…

–¿Entonces?

–Entonces le bajé el pantalón.

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–¡Estúpidas!

–¿Quién? ¿tus amigas?

–Si quieres llamarlas así… Decían que querían saberlo todo pero qué va, en realidad no querían. Era demasiado real para que pudieran soportarlo. Solo venían conmigo para acercarse a él, para poder contar como marujas que lo conocían, pero no me importaba. Sabía que él ni las veía.

–¿Por qué crees que no las veía?

–¡Lo sé!. Para él eran transparentes. Se emperifollaban, las muy putas, pero por más maquillaje y más escotes que llevaran no las veía. Miraba a través de ellas como si fueran un cristal y buscaba mis ojos, siempre, en cada concierto. Solo estaba yo, el resto del público desaparecía. Me lo decía con la mirada, solo cantaba para mí. Teníamos nuestro propio código.

–¿Un código?

–Sí, gestos, señales que nadie más entendía. Como en el mus ¿sabes? pero más sutiles. Me ponía a cien.

–¿Y qué te decía?

–Me lo decía todo, porque todo lo que escribe habla de mí, ¿sabes? Todo lo que ha escrito desde que nos conocemos, claro. Son sus mejores canciones, no se pueden comparar con las anteriores. Siempre me da las gracias por existir, porque cree que soy yo quien ha hecho que pueda mostrar su genio al mundo. Yo le digo que exagera, aunque reconozco que es cierto que lo que hacía antes no era ni la mitad de bueno.

–Cuéntame otra vez cómo os conocisteis.

–¿Otra vez? Luego no digas por ahí que me repito y que me gusta presumir, ¿eh?

–Cuéntamelo, por favor.

–Está bien. Le miré desde abajo. Me sabía su canción. Le pregunté si quería algo, entonces…

–¿Entonces?

–Entonces le bajé el pantalón, ya te lo he dicho antes.

–Sí, pero no me has contado lo que pasó después.

–¿De verdad necesitas más pistas?

–No quiero pistas, quiero que me lo cuentes todo, con todo lujo de detalles.

–Eres una guarra.

–¿Tú crees?. Volvamos al principio.

–¿Al día del concierto en el Holly?

–¿Consideras que ese fue el principio?

–Quizá.

–Yo creo que no. Yo creo que todo empezó mucho antes. Cuando oías la radio encerrada en tu cuarto, esperando a que sonase alguna de sus canciones para grabarla. Cuando compraste su primer vinilo y esperaste durante horas en la puerta de un hotel para que te lo firmara. Cuando empezaste a ahorrar para ir a todos y cada uno de sus conciertos. Y después, cuando empezaste a robar a tus padres para poder pagar los gastos que suponía esa vida, más entregada a tu dios que la de una monja de clausura.

–¡Una monja, dice! No era de monjas lo que hacíamos en su habitación después de los bolos.

–En eso te equivocas.

–¿Te parece de monjas todo lo que te he contado?

–No. Te equivocas porque nunca hiciste nada en ninguna habitación con él. Al menos hasta el otro día.

–Ah, entonces eso sí que lo crees.

–Yo lo que creo es que nunca le preguntaste si quería algo y que nunca le bajaste el pantalón. Creo que esa historia que repites y repites y repites no es más que una canción. Y, desde luego, tú no eres la protagonista. O no lo eras, al menos, hasta ahora. Nunca has estado con él en su hotel. No sois amantes, ni siquiera sois amigos. Te conoce, cómo no. Has estado en doscientos diecisiete de sus conciertos, imposible no reconocerte entre el público noche tras noche, pero nunca pasó de saludarte amablemente, como a cualquier otra fan. Donde sí estuviste fue en los baños de aquel garito al que iba a tocar de vez en cuando medio de incógnito para olvidarse un poco de las fans como vosotras. Allí no había seguridad ¿verdad? Te resultó fácil colar un cuchillo y esperarle escondida en servicio. Se lo clavaste. Diecisiete veces. (¿Qué te pasa con ese número?) Y ahí está la única verdad de esta historia: tú eres su asesina.

–¿Todo este lío es por eso? ¡Pues claro que soy su asesina! Por fin me cree alguien y tenías que ser tú, una poli de mierda.  Él escribió esa canción para mí. Yo lo sabía desde hace tiempo pero tardó en componerla porque no encontraba la forma de expresar el vínculo tan fuerte que nos unía. Principio y fin. Fin y principio. ¿Qué hay más puro que la muerte? ¿Qué nos acerca más al entendimiento total? Él ansiaba ese conocimiento, y ansiaba conocerme así, tan de verdad . Por eso me escribió esa canción. Y es la canción de amor más bella de todos los tiempos. Estarás de acuerdo conmigo en eso, ¿no? 



Me miraste desde abajo


Te sabías mi canción

Preguntaste quieres algo

Me bajaste el pantalón

No tenías veinte años

Ya tenías un millón

Me sacaste de mi casa

Y he perdido la razón

Soy tu esclavo, soy tu amo

Soy tu rey o tu bufón

Soy tu héroe o tu asesino

Soy tu hombre, soy tu amor

Con tus plumas y tus velas

Me metiste en un rincón

Como un lobo solitario

Que me muerde el corazón

Me has puesto plomo en los pies

Y ahora todo está al revés

Las estrellas en el suelo

Los amigos en el cielo

Eres solo mi asesina

Te busqué toda mi vida

Eres solo mi asesina

Eres mi mejor amiga

Coque Malla (2001), Mi asesina, Sueños. Disc. El Europeo

Imágenes: Adobe Stock

Audio: J. y A. Moral

Canción: Coque Malla (2001), Mi asesina, Sueños. Disc. El Europeo

Vídeo: YouTube. Coque Malla – Mi asesina (feat. Laura Gómez de Palma)

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