Cruzabas este puente muy a menudo. La ida la hacías ligero, con ganas y con prisa; tu regreso era siempre con una sonrisa, despreocupado y algo más lento, porque ya venías cargado con varias botellas de tu vino favorito, sin olvidar los hojaldres que siempre te pedíamos, hechos por la señora Concha con tanto amor.
Volvías satisfecho por la buena compra, agradecido por el paisaje que te acompañó siempre y nunca dejó de maravillarte, sintiéndote privilegiado por los brindis y charlas con tus amigos de siempre en vuestro punto de encuentro, El Pimentón, y haciéndote el importante porque venías dispuesto a consentirnos con nuestros dulces favoritos. Déjame decirte que no hacía falta que te lo hicieras, eras muy importante. Siempre serás el más importante.
Déjame decirte en esta postal, aunque nunca la recibas, ¡Cuánto te echamos de menos!
Te quieren,
Tus consentidas
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