Extendiste tu sombra hasta que me rozó a mí, fuiste consumiendo los colores que me rodeaban hasta hacerlos desaparecer, provocaste las peores tormentas que he vivido, aguaceros imposibles de contener.

Fuiste el artífice de huracanes, desastres naturales, ríos que se desbordan, palabras que nunca pensé que me dirían.

Eres como la pequeña uva que se queda al fondo del frutero, y en el terco intento de mantenerte viva, rehusas convertirte en pasa y prefieres pudrirte para contaminar al resto del frutero.

Yo soy la manzana en la cima, y lo que me molesta es que empiezo a notar tu pestilencia. Que cada vez está más cerca.

Nunca quise nada de ti porque no me hizo falta mucho para entender que eres todo lo que me produce un profundo tedio en el ser humano. Otro hijito más del patriarcado que va de víctima cuando nunca le han hecho daño.

La lucha constante contra la madurez, la falsa idea de creer saber, el daño colateral en el que nunca has pensado y el daño que causarás cuando consigas lo que tanto llevas buscando.

Yo ya te lo advertí: hay personas que te hacen reír para robarte lo mejor de ti. Porque tienen un objetivo y solo eso les interesa cumplir.

Y serán complacientes, amables, incluso te harán pensar que te entienden, mientras en su cabeza piensan que solo eres otra loca más con la que se ha cruzado; porque el problema de estos gallos es que no asumen que el corral es de las gallinas y ellos son solo unos invitados.

Cuando se acabe esta cara del cassette y tengas que poner la B, veremos cómo ocultas lo que en realidad eres.

Mientras, disfruta de la música, yo esperaré mirando cómo eres un cigarro que alguien dejó olvidado en un cenicero y que pronto acabará por quemar su propio filtro.

Cuando el mago revele sus secretos, no me digas que no te lo advertí: solo se engaña al que no quiere ver.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS