¡Oh! Mi dulce, embelesada y bella dama,
Muchos te evitan por no estar de su lado
Con tu luz, encegueses y me avivas como una llama,
Muchas reacciones bioquímicas produces, por eso te digo que «TE AMO».
¡Oh! Doncella de la madrugada, sollozando con mucha fatiga y agobio
Inscrita como una pesadilla, tatuada en mi piel,
Te confieso que también te contengo un gran ODIO
Sé que eres de todos y de nadie, empalagosa e insípida, semejante a la miel.
Bajo las estrellas determinas la existencia humana
El sentido a la vida me das,
Mas, eres la cruda y envenenada manzana,
Similar al sabor del ajo en mi paladar, aborrecimiento y rencor me engendrás…
Adoro que consumas toda obra de arte inerte
Monstruosamente devoras los huesos de mis hermanos,
De la forma más aberrante te idolatran los paganos,
Pero en mí, suscitas poesía, venerada y repulsiva MUERTE.
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