Homo technological

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Sol Bagliore

04/11/2021

                                          No tendrán dioses extraños ante mi. Éxodo 20:30

Mi vida transcurre, monótona y perfectamente igual, de lunes a viernes. Vivo en un departamento en el sexto piso, con las cosas básicas que una persona ordenada y confiable puede tener. Me he esforzado por tener mi departamento armadito, heladera, horno, cocina, aire acondicionado, Smart tv obvio que celular, todo conectado a la red wi-fi. Incluso mi último esmero fue cambiar el coche a uno eléctrico para estar mas de acuerdo a las normas la sociales de protección ambiental.

Mi vida es predeciblemente apacible, o lo era hasta que un incidente la cambio de lleno. Se cortó la electricidad. No por una hora ni dos. La falta de inversiones en el área, sumado a la corrupción, dejaron incapacitados los niveladores medios, mejor dicho fritos. Tardarían días o semanas.

Al principio sentí impotencia y furia tal, que estaba a punto de estallar, pronto se transformó en agonía y tristeza, mas tarde en depresión. Dios me había abandonado. Así de simple, como lo hizo con Adam en esta Tierra. Me había dejado solo a mi suerte sin poder ni siquiera acceder al agua, salvo que bajara y subiera caminando los seis pisos por escalera.

Mi comida se pudrió, mi hogar se había convertido en un infierno con el sol veraniego golpeando las paredes. Y yo solo allí sin saber que hacer.

Necesitaba encontrar la gracia de Dios, que supiera que lo malo que hubiera hecho estaba dispuesto a pagarlo pero de otra forma. No es posible que nada funcionara, ni mi auto, y aparte necesitaba urgente una ducha.

Tramité un préstamo desde el celular con el banco en el mismo lobby del hotel. Ya veré como lo pago. Me hospedaría allí un tiempo hasta que Dios hiciera su magia y funcionara todo igual que siempre.

Ya en mi habitación más fresco, no pude dormir pensando en el asunto. Dios nos había dotado de la inteligencia suficiente para crear la tecnología que hiciera nuestras vidas aceptables y ahora nos la había quitado para sentirnos morir como gusanos. Sin embargo… no dejo de pensar en las tardes cerca del río, mirando el cielo azul mientras espero algún pique. Allí en mi paz, encontraba a Dios mas cerca, mas Dios. En la tranquila contemplación estaba un mundo lleno de vida, Él y yo. Hermoso. Pero si Él, hoy mueve al mundo a través de la tecnología, si Él es la tecnología…¿Por qué?…

… ¿Qué hemos hecho? Fue la pregunta que me cerró el pecho. Y quedé ahí con los ojos abiertos sin poder pensar más que esa simple pregunta. Dándome cuenta de que era un homo sapiens casi inútil. Sin saber como sobrevivir sin mis caros juguetes. Volvía la pregunta a mí, mientras el corazón latía casi a estallar… ¿Qué hemos hecho?

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