El niño no quiere ir al baño

El niño no quiere ir al baño

joel lozada

12/10/2021


Se había implantado un nuevo sistema de impuestos y subsidios, y
pese a que José Belisario encontraba el asunto detestable, tuvo que apersonarse
en la oficina de registro.

Hizo una demostración de sus habilidades para la
escritura y se le había tatuado un código foto revelable en el dorso de la
mano, señal que lo distinguía como un “escritor”.

Ahora podría comprar y vender lo que quisiera y se preguntaba
qué otras habilidades llegarían a estar protegidas por el Estado.
Reflexionaba sobre todo eso mientras miraba las páginas del diario
vespertino en el estanquillo ubicado a la salida del complejo de oficinas.

                                        

-El Estado tiene el compromiso de proteger la pericia y la destreza-. Había afirmado la nueva directora del Instituto de Implantología Educativa. -Debemos asegurar el avance en el conocimiento para beneficio de las mayorías. La generosa cooperación de los más aptos nos ha permitido compartir su experticia, a través de los medios educativos que todos conocemos.

Le interesaba su entorno y le preocupaba su propio futuro, pero a Belisario le atormentaba más, la idea de que «el pequeño Quique» fuera un bueno para nada. Inútil como una bicicleta para un pez.

«Deberías aprender a escribir Quique, ya ves lo bien que nos va con los subsidios de tu padre.»

«Debería hacer algo de provecho», protestó Belisario.

«Mi teoría para ahorrar energía, otra vez me hará famoso»

«La acumulación de grasa en la barriga no es una idea nueva»

«¡José Josué Belisario! Lo que pasa es que a ti no te duele tu hijo»

«Mi papá es un hater» gimoteó el pequeño Quique, consolándose en el regazo materno. «Ya saben que lo que a mí me gusta son los grandes proyectos, además he sido famoso más veces que cualquiera de los chicos del edificio»

«Porque le doblas la edad a todos juntos»

«Es cierto José, mi chiquito ha sido tendencia casi una veintena de veces»

«Mi auto-circuncisión en directo, tuvo más de cien millones de vistas…»

«…sólo el welsh corgi montando la pierna de la reina de Inglaterra, logró superarme», remedó José Belisario, quien conocía de memoria cada cantaleta de su vástago.

«Lo ves Mom, papi siempre me interrumpe. Me maltrata. Es más… ¡me odia!»

«Papi llegó muy cansado del trabajo. Intenta comprenderlo. ¿No trajiste el mozzarella, ni la mantequilla, Giuseppe?»

Su esposa usaba ese tipo de preguntas porque no le agradaba pedir las cosas. Aunque eso le molestaba, se había acostumbrado hacía muchos años, a las manías de la «signora Belisario». A su pesar, José tuvo que ir hasta el mega mercado.

«Implantes neuronales derivados del ADN. El ácido holo-ferro-desoxi-ribonucléico, permite la transferencia de las habilidades básicas que todo buen ciudadano debe tener. Su aplicación por agarre-grip, es infalible e indolora», recitó José.

«¿Sabes quién
trabaja en el Mega? Marina Dávila. Se ha quedado de a seis
cuando he pagado»

-Maese José, ignoraba que era usted un escritor. En mi juventud intenté esa
carrera, pero ya sabe, ¡es taaan difícil! Ni siquiera logré una «o»
decente.

«Esa vaca echada es una víbora, intrigante y chismosa. Lo se porque soy su
mejor amiga»

Belisario ignoraba lo rápido que se correría la
noticia sobre su buena fortuna.

-Buen día, señor escritor.- Salmodió una vecina.

-Salu doal orrr gullo… del edificio.- Balbuceó un borracho, mientras daba
vueltas alrededor de Belisario como un cachorro emocionado. 
«¿Quién
diablos era ese?»

Los acontecimientos de últimos meses demostraban lo decepcionante que es descubrir que las cosas buenas, son efímeras. José aprovechó un rato de soledad para escribir en su diario.

Belisario jamás se habría imaginado, la serie de acontecimientos que desencadenaría un sólo billete. Dárselo fue una especie de disculpa por ser tan duro con el pequeño Quique.

« ♪♫♪♫ Papi me va dio cincuenta pesos, para arreglar mi paaacer ♪♫♪♫ »

Finalmente el pequeño Quique hacía «algo de provecho». Solamente vendió una docena de firmadores, pero había sido suficiente para iniciar la bola de nieve.

«¡La bola de mentiras que dicen esos diarios!»
«Claro. ¿El pequeño Quique, empresario?  Y esas róbix… ¡qué le van a dar gratis nada!»
«¡Ahora todo el mundo podrá usar mi invento, a que soy genial!»

El abogado de los Belisario redactó y protocolizó la declaración de el pequeño Quique.

La línea del tiempo revelaba demasiados cambios en muy poco tiempo. A causa de los fraudes en el uso del PCR, se hizo obligatorio signar con el pacer, como “prueba de vida”.

Los subsidiados protestaron.
Se inventó el Firma-Grip.
Las róbix comenzaron su fabricación.
RETROTITLÁN demandó.
El Estado objetó.
El IIE reconoció la exactitud del Firma-Grip.
Las róbix aumentaron su producción.
El gobierno chino reclamó su parte.
Todo el mundo podía firmar.
Todos fanfarroneaban.
Los subsidios a los escritores se cancelaron.

El pequeño Quique ejecutó un hábil movimiento.

«¿Tiene que bailar cada vez que sube un nivel?»

«Mi puchunguito disfruta su nueva consola, pero no está festejando, ya sabes…», dijo su esposa abriendo mucho los ojos. Mirando hacia las escaleras, añadió, «… le da miedo ir solo. ¿Subiré con él?»

José se encaminó hacia las escaleras. «El pequeño Quique» se adelantó brincoteando. Desplazaba con insólita agilidad los130 kilos, repartidos generosamente hacia el centro de su 1.96 de estatura.
Sobre el tercer escalón, Belisario se sintió afortunado. El pequeño Quique, ya era el hombre de la casa. Con ingresos diez veces mayores a los suyos, pronto le implantarían los módulos necesarios para ser un ciudadano. José agradecía mucho más, que lo que estaba por emerger de aquel peludo trasero, no sería palpable, sino un desperdicio holográfico.

«Opaíto, tú no eres como otros héroes que lo han conseguido todo. Eres el mejor»
«¿Conseguir qué? Ni siquiera Don Gabino, el teporocho, me saluda. Pasé de ser un don nadie, a un escritor y ahora nada. Ahora que todos escriben»
«Garabatos. ¿No te habrás creído también eso de que «Dios creo a los hombres, pero Belisario los hizo iguales»? Les seré útil hasta que terminen de estudiarme. Los implantes me volverán normal. Planean que las personas vean lo que ellos quieren. Tú seguirás escribiendo, y será como cuando me contabas historias. Harás que el mundo vea sus propios sueños.»

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