La maquina del tiempo

La maquina del tiempo

Fabián Ramos

17/02/2018

A estas alturas, a esta edad, a esta hora. Continuo extrañandote, sigo preguntándome qué ha pasado contigo en todo el tiempo amargamente transcurrido. Odio tener que extrañarte con el corazón, ojala fuese mejor que te extrañara con el pensamiento, sólo así sabría olvidarte a toda hora. Es vagamente extraño, que tu rostro siga pintado en lo más profundo de mi ser y seas lo único que veo al cerrar los ojos, es la tortura más cruel que puede tener un hombre en toda su vida. Ojala pudiese darse cuenta de cuanto le extraño, de cuanta falta me hace y del dolor intrigante que acecha mi alma, como una gran cortina llena de clavos que me abraza fuertemente el corazón hasta sangrar. La vida es triste sin usted, amarga, dolorosa y a la vez tan extraña. No entenderé jamás que es lo que hago aquí en este mundo tan desalmado donde mi única salvación solo era usted. Eramos un par de magnetos gigantes con repulsiones de atracción; ahogados en besos de amargura que sabían a desconcierto. Un par de forajidos perdidos en lo más profundo del desierto sin nada, nada, nada mas que amor. Dos almas perdidas en el abismo, extraños que se conocían de toda la vida. Así éramos nosotros. Que bello era el mundo en ese entonces, nada era preocupante y nada era más importante que solo el tu y yo, escrito en la rama de un cerezo viejo. Ahora todo eso está atrapado dentro del baúl de recuerdos del corazón, solo la abro, cada vez que te necesito. Recalculando con exactitud, te extraño a cada segundo de mi tiempo. Lo que daría por solo volverte a ver una vez mas. Tocar tu mano, rozar tus labios contra los míos de manera tranquila, una lucha tan dichosa entre los labios delgados superiores de tu boca contra los míos, batalla inminente donde el vencedor no existe, donde el juez es el corazón, donde nada mas importa que un beso de silencio ensordecedor. Mirarnos a los ojos como desconocidos, no decir nada, que el silencio se apodere de nuestras bocas y que los ojos hablen, griten, exploten de tormentas destellantes de emociones fascinantes. Dibujar tus labios con mis manos, robar estrellas del cielo, encarceladas constelaciones en tus ojos, robar la luna a tus labios. Te habre de encontrar aunque me lleve toda la vida. Y si se me va la vida, sin encontrarte, tu recuerdo ardera como llama ardiente dentro de mi pecho y viajará de manera fascinante con mi alma hasta ser juzgado en otra vida. Le extraño mas de lo que en los libros se cuenta que se puede extrañar a alguien. Cierro los ojos, forzadamente tratando de no despertar. Las lágrimas se dejan caer suavemente como el rocío de las mañanas. El aire sopla contra mi cara, llevándose mi felicidad. El sol enciende suavemente la llama de tu recuerdo, me quema, me hace daño, las lágrimas pueden apagar ese incendio. Se han agotado. Suavemente tu recuerdo se apodera del pensamiento, no puedo mas. Donde estas. Te encontrare. Oh solo estoy soñando despierto. No importa, te buscare. Cuando te encuentre tomare tu mano suavemente, sin decir nada. Se que te encontrare, nuestros corazones quedaron encadenados, forjados en un amor maravilloso.

Que jodidamente es el mundo. En un ir y venir del carajo, el viento sopla contra tu rostro frío lentamente llevándose consigo los recuerdos más amargos. Y en ese mismo ir del carajo, el viento sopla golpeando suavemente la espalda hasta voltear y se ser arrollado por un tren de recuerdos que llegan, golpean el corazón con tal fuerza perturbadora, arraigándose de las raíces inyectando veneno amargoso, destruyendo los recuerdos bellos, apoderándose de tu alma, hasta provocar una tormenta horrorosa en los lagrimales. Que bien se siente, y que perturbador es tener que lidiar con tales recuerdos espumosos. No se que hago recordándote, pero que magnifico es recordarle. Puedo aun imaginar en mi memoria llena de desdichas, lo hermosa que eras hace años. No puedo describir con exactitudes tu silueta, se esfuma como humo de cigarrillo soplado al viento.

Mi pequeño baúl de recuerdos está lleno con pequeñas carátulas de películas viejas y experiencias maravillosas del tu y yo.

Puedo verte en aquel campo verde junto a tus amigos, esperándome con tal tranquilidad. El cielo nublado lleno de nostalgia, tratando de arrojar pequeñeces de cristales al suelo. Algo que jamás volverá a pasar. Solo vive en la irrefutable memoria del corazón, lo recuerdo cada día con cielo gris de nostalgia. Algo que nunca olvidare. Tratando de huir de la asquerosidad del mundo, solo para ir a verte, lidie con personas con las que no quería estar. El tiempo parecía acabarse y que yo nunca llegaría hacia a ti, trataba de huir y todo me atrapaba, el mundo no entendía lo valiosa que eras para mi. Se arraigaba forzosamente en detenerme para nunca llegar al hermoso campo verde donde estarías. Odie las horas en las que el mundo me atrapo en sus redes llenas de malicia y desesperación, encadenandose a sus estupefactas horas donde el tiempo era eterno. Los pasos eran lentos, aunque los diera lo más rápido y aceleradamente que pudiera, si corría parecía no hacerlo, como intentar salir de arenas movedizas donde el mas brusco movimiento es estúpido para querer escapar. No sabes con todo lo que tenia que luchar para llegar a ti. Fue todo un desafío horripilante, caminar sobre las calles empedradas que lastimaban mas que las mentiras, era inútil continuar, pero este viejo perro, no se daba por vencido, entre flechas de veneno instantáneo cayendo sobre mi espalda, con el viento frío de mentiras sobre mi rostro cansado por las malas experiencias. No me di por vencido, notaba la luz al final del túnel, corría lo mas rápido que podía para llegar al final, era inútil, el túnel hacia ti era interminable. Fue donde me di cuenta que estabas mas cerca de lo que pensaba. Solo tenia que cerrar los ojos para llegar hacia ti. Sentir tu mano con el corazón. Soñarte. Y al abrir los ojos, ya estaba fuera del túnel, justo a lo hora acordada. Temiendo ser atacado por las escorias de la vida, temía dar el primer paso para llegar a ti. Tenía que perder el miedo, miedo que acechaba mi alma, así como la mala hierva crea enredaderas sobre las mas puras y castas flores de colores intensos, llevándolas a marchitarse en cuestión de días. Temeroso del que sucedería, escuche tu risa angelical. Suspirando estragos amargos de amor. Corrí lo más rápido que pude, alzando la mirada al cielo lleno de colores opacos, dejo caer gotas nostalgicas de que ardían cruelmente sobre mi espalda. El viento contra mi cara interponiendo barreras de aire que ahorcan sin piedad, hojas de árboles cayendo y cortando todo suspiro de amor como navajas gigantes tratando de cortar el pequeño lazo existente entre tu y yo. No podía más, caí rendido contra el suelo pedregoso, lleno de insignificantes rocas tan redondas que atravesaban mi pecho como lanzas. Suspirando, cerrando los ojos de manera brusca. Camine nuevamente. Abrí los ojos, cayendo en la sorpresa de que estaba caminando en un camino estrecho, apenas solo para dar el paso. Estabas tan cerca y tan lejos de mi. Me observaste gritando con el corazón y los ojos. Entendí el mensaje a la perfección, tenía que cerrar los ojos y caminar sin ver para llegar a ti. Si habría los ojos caería al precipicio, y caminando con los ojos cerrados, el corazón me daría la calma, la seguridad y el momento exacto para abrir los ojos. Qué más daba, era caminar y ver con los ojos del corazón. Era lo mas extraño que había hecho en la pequeña parte de mi asquerosa vida. Tembloroso de dar los pasos mal y de caer al abismo sin fondo, donde los recuerdos más amargos te destruyen volviendote un gran amante de la soledad. Temiendo por todo, con el corazón de fuera, sujetándolo con las manos, casi apretándole fuertemente para guiarme junto a ti. Se aceleraba de manera inquietante, lanzando gotas de agonía por doquiera. Desesperado, apretando los ojos con tal fuerza que parecían romperse en cristalinas piezas, todo era oscuridad inmensa, con piedras filosas atravesando el talón de mis pies, rozando con espinas enredantes entre las piernas, el calor sangriento sobre la cara, queriendo terminar con tal calvario de sufrimientos agonizantes que me acechaban. Sangrando a cada paso, hundiéndome en mi propio dolor y sufrimiento. Gritando con locura, sin ninguna sola palabra con sonido saliente de mi boca. El sonido del silencio ensordecedor aturdía los tímpanos a reventar. Todo fuese por amor. Como si el amor no fuese un rayo que te parte en dos, dejándote con el alma ensangrentada y el corazón lleno de partituras donde puede caber un dedo. Trazando suspiros desesperantes al viento, trataba de no abrir los ojos hasta sentir que ya estaba junto a ti. Sin perseverar mucho durante el trayecto de martirio, los párpados se entre abrieron de manera rápida, como un rayo cayendo sobre la copa de un gran árbol viejo durante una fría tormenta aterradora de noches friolentas de diciembre. Con gotas de vino rojo escurriendo por todo mi cuerpo, llagas tratando de sanar con extrepitosas corrientes de viento. Aprisionando nuevamente los párpados de manera rápida y grotesca, con fuerza incontrolable. Te sentí en mi pecho, con el alma y el corazón. Te sentí tan cerca que pude tomar tu mano con las llemas de los dedos, pude escuchar tu voz delgada, hundir mi mano sobre tu suave pelo. Solo eran espejismos vagantes que se apoderaban constantemente de mi mente, provocando un surrealismo de tu silueta dentro del pequeño mundo que aprisionaba dentro de mi mente. Pobre soñador, soñando nuevamente con algo imposible de tener. Suspirando nuevamente al viento, atrapando el viento cortante de cuchillas filosas a la cavidad de los pulmones. Abriendo con lentitud los párpados, las pupilas se achican con la resplandeciente luz del sol. Ya estaba contigo. Sería nuevamente otros espejismo demasiado realista. Ver tu silueta obscura por la luz de atardecer del sol, gritando mi nombre al viento. Serias tu, o seria otro espejismo. Si eres tu, porque no puedes ver todo el dolor que llevo con migo mismo. Las gotas de vino cayendo de las llagas. Los pies llenos de espinas y pedazos de piedras punzocortantes atrapadas en todas partes. Con mi corazón sensible en las manos lleno de enredaderas de espinas de mala hierba tratando de marchitarlo. Pequeños suspiros se dejaban escapar ligeramente de mi boca, tratando de creer que de verdad estaba frente a ti. El cielo comenzó a llenarse de eternas nubes grises, opacando el cielo azul de un color nostálgico. Arrojando insignificantes gotas de cristales que caían sobre las flores como grandes rocas destructivas. Cayendo sin piedad sobre tu rostro, recorrían suavemente tu delicada piel, hasta ocultarse en la profundidad de tus ojos. Pequeñas gotas, me lastimaban y quemaban la espina dorsal con fuego lento. En ti todo era diferente, caían de manera ligera humedeciendo bellamente tu piel rojiza por el calor del atardecer. El viento soplaba sobre tu rostro, dando ligeros besos agradables a tus mejillas. Todo era bello, entorno a ti.

Acercandome con pasos tranquilos, quede a un solo paso de ti. Entonces, me miraste, te mire y nos miramos, en un hermoso juego de azar, donde las miradas se cruzaban entre si. Pequeños besos de retina y pupila, me ahogaban en la tranquila profundidad de tu mirada. Me miras de cerca, me miras, los ojos se agrandan y se achican sin entender nada, se acercan, cada vez mas cerca me miras y entonces nos miramos, como extraños. Y los extraños se miran, suspirando y respirando confundidos, las bocas se encuentran tibiamente, mordiéndose los labios, con la lengua apenas apoyada de los dientes, con el viento turbulento soplando sobre los rostros. Se siente como si tuviéramos peces en la boca. Siento el latir de tu corazón contra mi pecho en turbulentos palpitares. Entonces mis manos buscan hundirse suavemente en tu cabello, dibujando ligeramente tu silueta, detallando cada rasgo de tu ser, detenidamente con pinceles extrauverantes. Entonces busco morder tu boca, y se siente como si nos ahogarmos en un mar tranquilo de mareas grandes y pequeñas que te atrapan de manera cautelosa, ahogandote en un suave suspiro adormecedor y si nos mordemos el dolor es suave y palpitante con un viento pesado que recorre todo nuestro cuerpo, ahogandonos en sabores extraños, siento temblar tu cuerpo sobre mi pecho, y me abrazas con tu mirada de cinturón de estrellas, jamás vistas por un extraño como yo. Y me besas nuevamente. Perdidos en un estupefacto tiempo incontrolable de vientos ensordecedores, donde si nos ahogamos la muerte es lenta y bella.

Las bocas comienzan a repelerse y atraerse como imanes gigantescos, las miradas despiertan fugazmente del eterno sueño que existía. Tu silueta deja de dibujarse en el piso, cayendo de manera sigilosa una gran nube oscura que cubría nuestros cuerpos, envolviendolos en oscuridad inmensa. Tu pecho continua temblando fuertemente, mientras el pesado viento golpea bruscamente tu cabello castaño dejándolo caer en suaves golpes contra tus hombros delgados, que poca instancia logran verse bajo la poca luz de sol que se deja asomar sobre las copas de los grandes árboles viejos. Buscó ocultarme en tu mirada de abismos fascinantes, pero me repelas como si mi lado del imán hubiera coincidido bruscamente con el tuyo. Me atrapas enrollándome en tus brazos delgados, suspirando y respirando de manera rápida en mi oído, que debes marcharte con el viento y regresarás con la luz enceguecedora de las mañanas de cielo abierto. Mientras observamos el tranquilo vuelo de las aves, contra las corrientes pesadas de aire que vienen de un lado a otro, ahogandote rigurosamente en perseverantes ir y souvenirs del carajo que nadie entiende, nubes tan juntas y tan distantantes como enero y diciembre, así de cerca y así de lejos. Movimientos tranquilos de las ramas de los árboles con grandes ramas viejas en un movimiento extravagante, donde cualquier movimiento pesado de aire turbulento puede arrancar cualquier cosa plantada hasta con las raíces más profundas en la tierra más fértil. Pero qué hago hablando de la naturaleza, cuando estaba perdidamente en un recuerdo vagamente bello. Así a distancias tan cercanas y tan lejos, tu mano resbalaba tranquilamente sobre las llemas de los dedos, manera extravagante y tan tierna de sentir tu mano contra la mía. No querer soltarse en ningún instante, dejar que el tiempo impenetrable entre al mas profundo pensamiento vago que existe entre nosotros, sentirnos peces en un lago irrefutable, ahogarnos con nuestras palabras y con el viento lleno de partículas inconocibles, donde cualquiera es bella para ahogarte, incluso la mas y perdida partícula horrorosa de malviviente éxtasis maldadoso, es la mejor para matarte, como rayo cayendo del cielo de manera rápida quemandote todo por completo, sin dejar ceniza alguna de lo que alguna vez fuiste o nunca fuiste, así de simple y sencillo. Te alejabas con el vuelo de las aves, uniéndote a sus parvadas hacia otro lugar. Te mire, tu pelo y tu silueta pintados de un rojo encendido por el crepúsculo sangriento del sol. Mi alma y mi corazón se iban de tu mano, llevándome contigo siempre a tu lado, sin soltarme, sin ninguna palabra que saliera de tu boca, me quede ahí observando el atardecer, hasta que tu forma tan perfecta, se esfumo con el viento y entre los grandes árboles que rodeaban al lugar. Me quede ahí. Solo nuevamente. Pensando en ti. Sin nadie mas que un par de pensamientos locos que rondaban mi mente como disco de vinilo rayado, sin poder desconectar.

Transcurrían las tres de la madrugada, cuando Vallejo, solía despertarse, no por costumbre, simplemente a esas horas, su mente se inundaba de pensamientos vagos. Entre jugos sudorosos y la piel pegajosa se levantaba hacia la ventanilla del cuarto, buscaba un cigarrillo que salía mágicamente del cajón izquierdo un mueble viejo, lleno de polvo, con libros por doquier. Recargado, con la luna tierna y luz de intensidad tenue sobre su rostro lleno de sudor, trataba de esfumar esos pensamientos locos, con el humo del cigarrillo que chocaba continuamente contra su piel pegajosa.

SINOPSIS.

Narra la historia de un hombre que durante su vida ha sido un poco desdichado. Tras aver vivido amargamente el adiós de su único amor, el cual dejo huella, decide construir una maquina para viajar en el tiempo y volver a reencontrarse con su único amor. Tras varios intentos fallidos, se gana el desprecio de la gente, alejándose de el y tachándolo como un loco mas en el mundo. Tras mantenerce dias en constante alejamiento de todo, llega a conocer una mujer extraordinaria que confía plenamente en el, dándole los ánimos suficientes para no rendirce y continuar con su maquina. Con el paso del tiempo se convierten en grandes amigos, llegando a vivir momentos tristes y felices, lleno de pasados, dejando atrás el proyecto de la máquina. Tras todo esto, Vallejo se da cuenta que esta mujer, no solo era una simple mujer como el resto que conocia, ella tenia algo especial en sus ojos y en su sonrisa, algo verdaderamente asombroso que ninguna mujer tiene, ni llegara a tener. Entre risas y bromas entre uno y otro comienzan a enamorase ambos, dándose cuenta que cada uno tenia esa pequeña pizca de amor, que dejaron de buscar hace mucho años , por desdichas del cruel amor vivido en sus años pasados. Vallejo siendo un hombre sencillo tratara de buscar las formas mas raras para enamorar a la chica de ojos azules, de belleza inmensa en el pensamiento y de ideas fascinantes. Tras largos años de estar enamorados, el proyecto de Vallejo queda en el absurdo olvido, hasta el momento en que la chica de ojos azules tiene que decir adiós ella alejarce de el, sin decir nada, sin dejar ni una carta, sin rastro alguno, sin nadie que sepa de ella. Dejándolo en perfecta agonía, ahogándose en irremediables recuerdos.

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