Capitulo I
Despierto, pero no quiero abrir mis ojos, no quiero moverme, el sonido del despertador aturde mi cerebro, puedo sentir como cada neurona envía señales para hacerme reaccionar, sin embargo me rehúso a hacerlo. Estoy cansada, rendida, destruida… me detengo a pensar porque sigo aquí, porque sigo respirando y viviendo una vida que es un desastre; un completo y absurdo desastre; respiro profundo y contengo las ganas de llorar, una vez más es un intento fallido, mis lágrimas no obedecen ordenes, simplemente ellas van hacia donde quieren ir y cuando desean hacerlo, a veces pienso que tienen más carácter que yo.
Cierro mis ojos y los aprieto con fuerza, desde aquel día solo deseo dormir no me apetece nada más, sigo llorando, siento que el corazón se me rompe un poco más cada día, entro en mis sueños y lo veo, puedo verlo con esa sonrisa hermosa de siempre, su cabello rubio perfecto, iluminado por el sol de la tarde, quiero hablarle, abrazarlo y no puedo, corro tras él lo más rápido que puedo, pero cada vez estoy más lejos, todo se desvanece y llegan a mí imágenes perturbadoras, me despierto de un respingo, abro mis ojos estoy sudando y llorando, me siento al borde de mi cama, me tapo la cara con las manos apoyo mis codos sobre mis rodillas y me pregunto ¿por qué? ¿Por qué es tan injusta la vida?, ¿porque tenía que ser así? ¿Por qué tengo que vivir con tanto sufrimiento? ¿Por qué no puedo sentirme bien?, ¿Por qué se fue y me dejo aquí muriendo de dolor?, ¿Por qué no puedo tenerlo junto a mi cada mañana?, ¿Porque tenía que dejarme sola?. Todas estas preguntas me atormentan, giran en mi cabeza tratando de encontrar una respuesta que no existe, mientras mi corazón sigue sepultado en mi pecho cubierto de grasa, músculos y hueso que presionan cada vez más fuerte, haciéndolo cada vez más doloroso, silenciando cada latido, cada pulso que espero sean los últimos.
Sera que la felicidad es solo para algunas personas y que dios las escoge con una pinza para darles la virtud de ser ¿felices?. O la felicidad es solo un contexto producto de la sociedad y en realidad es algo que no existe, ¿o simplemente tengo mala suerte? Mala suerte en el amor, en la felicidad, en la vida y todo lo que me rodea.
Estiro mi brazo y tomo un cuaderno y una pluma que tengo guardado en la mesita de noche, los aprieto contra mi pecho fuertemente como si lo abrazara a él, siempre le escribo cartas con la esperanza de que este donde este, pueda leerlas. Abro el cuaderno y escribo.
14-09-2017
Cada vez que te escribo me siento un poco mejor, quizá esto es lo único que me ha mantenido en pie, esta idea que ronda en mi cabeza de que puedes leerme, de que puedes sentir lo que yo siento y saber cuánto te extraño. Me haces falta, no te imaginas cuanto te necesito a diario porque en cada cosa que hago hay un recuerdo tuyo, y lamento tanto cuando recuerdo las discusiones estúpidas que solíamos tener, como aquella vez que te dije que no podías pintar la pared de nuestro cuarto de amarillo intenso, y discutimos todo el día por eso, ahora no me importaría que pintaras aquel apartamento completo de amarillo o verde o quizá arcoíris, de verdad no me importaría que quisieras tener una culebra de mascota, siempre que estuvieses conmigo todos los días de mi vida. Estas constantemente en mis sueños pero nunca hablamos en ellos, tu estas distante como si no me conocieras y todo es tan confuso, porque siento un vacío tan grande en mi corazón cada vez que pienso como sería mi vida ahora si estuvieses a mi lado. Te extraño a cada segundo del día, te necesito como el aire para respirar. No puedo perdonarte que me hayas dejado sola.
PD: Lamento que las lágrimas corran la tinta del papel.
Cierro el cuaderno y lo devuelvo a su sitio, mis pies intentan ponerse las pantuflas y a duras penas logran hacerlo, me levanto y camino arrastrándome literalmente hasta llegar al baño, observo mi rostro en el espejo, me miro y no puedo creer como la vida puede cambiar tan bruscamente, tanto así que ese rostro que hoy veo, no se parece en lo absoluto a la mujer increíble e importante que solía ser, fuerte y decidida, todos me apreciaban, me querían y algunos me admiraban pero todo eso se desvaneció, como la nieve en primavera. Mis ojos enrojecidos, mis parpados hinchados de tanto llorar, tengo ojeras tan purpuras como el barniz de mis uñas, mis cejas parecen una selva y aunque mi cabello hasta los momentos no ha sufrido daños, soy un completo desastre.
Mi móvil suena estruendosamente con una melodía tan escandalosa que no recordaba, casi me infarto con ese ruido infernal, últimamente estoy demasiado alejada de la realidad y me distraigo con facilidad, veo la pantalla del móvil, ¡mierda! Observo el reloj 10:45 am, es mi madre quien llama, apreto con fuerza el teléfono mientras respiro hondo para contener mis lagrimas, resoplo y respondo con un falso tono de alegría.
—Holaaa Mama buenos días ¿cómo te va? Respondo en tono exageradamente alegre
—Bien Giulia querida, me encanta oírte tan entusiasmada! ¿Has ido al terapeuta esta mañana?
—Si mama, no te imaginas me ha hecho ver la vida de otra forma, ¡estoy tan feliz! Aprieto los ojos y muerdo mis labios, nunca me ha gustado mentir y menos a mi madre.
—Me alegro querida, ¿cuando vienes a visitarme? —pregunta de forma insistente—
—Pronto mama, he estado muy ocupada, ahora mismo tengo que salir tengo una entrevista de trabajo
—Maravilloso querida espero que todo te salga bien.
—Gracias mama, tengo que irme, adiós. Cuelgo sin dejar que ella responda de vuelta.
Mi madre es la única persona que me llama Giulia, lo cual detesto horriblemente, pero hice tantos intentos para que lo entendiese, hasta que me rendí, siempre tenía un argumento para mi reclamo, que si era un nombre hermoso, porque iba arruinarlo con una abreviatura, que si era el nombre de la diosa de no sé qué; en fin, termine rindiéndome y conformándome con que todos los demás me llamen Gia, así como me gusta.
Mi madre siempre me ha apoyado, es la única que sabe en donde estoy, ella me ayudo a escapar de aquel infierno pero nadie lo sabe, nadie se imagina lo que ella ha hecho por mí, siempre me llama de teléfonos prestados o teléfonos públicos, siempre se cuida de que nadie la vea, me ha llamado desde el baño de una cafetería, el teléfono de un conserje y hasta de un teléfono público de la estación subterránea del metro y tengo miedo de que siga arriesgándose y que en algún momento la descubran, estoy segura de que la persiguen y ella también lo está. Mi madre insistió tanto en que acudiera a terapia que un mes después decidí “asistir Voluntariamente” a terapias psicológicas que en realidad nunca llegue a pensar que sería tan terrible, pero lo fue.
Desde aquel día mi madre cree que voy a terapias psicológicas, realmente fui solo una vez, porque necesitaba que ella dejara de preocuparse y dejar de insistir, pero aquello fue H-O-R-R-I-B-L-E el terapeuta solo decía, «todo estará bien», «eres fuerte», «hay personas que están peor que tú», «tienes que superarlo» y blablaba, y ¿saben qué? Quisiera enviarles un comunicado a todos los terapeutas del universo:
—Esas frases no funcionan en lo absoluto—
Fin del comunicado.
Básicamente el terapeuta creía que yo tenía cinco años, o por lo menos así me sentí, le faltó decirme que el mundo es maravilloso y que todas las mañanas me despierto porque un unicornio con alas de arcoíris toca mi ventana para darme los buenos días; ¿enserio? por amor a la humanidad no mientan, las personas no son estúpidas ni se creen esas fantasías, —bueno por lo menos yo no—… En estos momentos creo que el terapeuta necesita más terapia que yo.
Entonces después de esa terapia prometí a mi madre asistir dos veces a la semana voluntariamente, para que ella pudiese estar tranquila, obviamente no cumplí esa promesa, porque siempre estoy en movimiento, me he mudado seis veces en los últimos ocho meses. Ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida porque hice que mi madre jurara que nunca diría donde estoy, ni que habla conmigo, literalmente estoy muerta para todos. Supuestamente busco un nuevo terapeuta cada vez que me mudo, y aunque ya han pasado ocho meses mi madre sigue llamándome cada martes y jueves para preguntar cómo me fue, y yo sigo mintiendo cada martes y jueves diciéndole que me fue de maravilla. Cada vez que hablamos insiste en visitarme pero eso sería demasiado peligroso para ambas.
Hace meses que no trabajo, vivo del dinero que mi madre me envia; ¡sí! ya sé que no me van a durar toda la vida, pero tampoco gasto demasiado, vivo en un departamento que es de una amiga de mi madre que vive en Londres, decidió ayudarme cuando mi madre le contó todo lo que había sucedido, así que es prácticamente imposible que descubran que vivo aquí. El departamento tiene una sola habitación con un pequeño baño, una cocina modesta, y una sala – biblioteca, no tengo demasiados lujos, pero para mí es suficiente; En síntesis solo gasto en comida, la necesaria para subsistir, una vez al mes salgo a caminar para conocer el nuevo lugar donde vivo y comprar lo necesario, pero cada vez que salgo no me quedan ganas de salir más. Siempre pienso que me están siguiendo, que alguien me observa, es una sensación incomoda como si tuviese una sombra que me asecha en cada paso que doy.
Me dirijo a la cocina, literalmente arrastrando mi cuerpo, que aún sigue en pijamas, abro la despensa y ya no queda cereal, ni galletas, abro la nevera y no hay leche ni Coca Cola, puedo vivir sin leche y cereal, pero sin coca cola ¡jamás!. La Coca-Cola y yo tenemos un vinculo amoroso, es una relación estable, ella me ama y yo la amo a ella, «me rio a carcajadas solo de pensar en mi descabellada relación amorosa».
Evidentemente tengo que salir ya no tengo ninguna excusa válida, me preparo psicológicamente mientras reviso el closet en búsqueda de algo para vestirme, tomo un jean y una sudadera verde con cierre, calzo unos zapatos deportivos algo desgastados y me miro en el espejo mientras peino mi largo cabello, lo amarro con una goma y lo enrollo en forma de cebolla lo sostengo mientras me coloco un gorro de lana tejido, saco un mechón de mi cabello con mi dedo índice y dejo que sobresalga del gorro para cubrir un poco mi rostro, antes de salir voy a la computadora y entro en la cuenta bancaria que me prestaron, Si, también uso la cuenta bancaria de la amiga de mi madre, no puedo usar la mía porque así me encontrarían fácilmente, solo me quedan 500 Euros del dinero que me ha depositado mi madre, que calculo alcanzaran para subsistir dos meses más, no es tan grave, intento mentirme a mí misma, pero en realidad debo buscar trabajo, aun no sé si estoy lista para comenzar una vida de nuevo, tengo miedo de que me encuentren.
Me quedo mirando el techo y me pregunto ¿qué tan difícil puede ser? Resoplo y digo, ¡es solo encontrar trabajo y ya! «Me digo a mi misma con aires de seguridad», pero a quien quiero engañar, he estado huyendo durante ocho meses, solo salgo lo necesario, y lo más lejos que he ido es al supermercado de la esquina, soy una fugitiva literalmente.
Tomo mis llaves, algo de dinero en efectivo, mi identificación y decido irme, el móvil lo dejo, nunca lo uso, ninguna persona tiene mi número a excepción de mi mama, a quien hice jurar que no le daría mi número a nadie, no tengo amistades, aquellos a quienes creí como amigos resultaron ser una bola de falsos, que me traicionaron cuando más los necesitaba, y se burlaron de mí; ahora prefiero estar sola.
Bajo las escaleras lentamente porque mi apartamento esta en el tercer piso y el ascensor está dañado, no me molesta usar las escaleras lo que no me gusta es toparme con las demás personas mientras las uso, siento que alguien podría reconocerme; Salgo del portal del edificio hacia la calle, es un día bonito particularmente, ninguno de los días anteriores me ha parecido bonito, es primavera el aire fresco toca mis mejillas, camino lentamente por la acera observando las florecillas que adornan los portales, la gente me mira como si fuese una rareza, miro hacia abajo para verificar que llevo ropa puesta, si, si tengo ropa!.. he tenido sueños en donde salgo a la calle desnuda y todos se burlan de mí, pero en este caso estoy vestida, no llevo puesto el último grito de la moda, pero es solo ropa, no entiendo la actitud de las personas. He caminado dos cuadras, es lo más lejos que he llegado desde que me mude, a lo lejos visualizo un letrero de Starbucks, se me alegra un poquito el corazón, una de las cosas que disfrutaba antes era sentarme a leer en Starbucks, a mí no me gusta el café y sé que suena extraño pero solo me gusta el café de caramelo que sirven allí, recordé lo bien que me sentía en esos momentos y sonreí. Era simple, sentarme a leer y tomarme un café, estaba sola pero me sentía feliz y en paz.
Entro a Starbucks, y suena la campañilla que cuelga en la puerta, me encanta estar aquí, la música completa el ambiente cálido y agradable que te recibe como si te esperase hace tiempo, el olor que emana el café impregna toda la estancia, es un delicioso aroma dulce a galletas y las distintas mezclas de café me tienen extasiada mientras me acerco a la barra la empleada me recibe amablemente.
—Hola bienvenida a Starbucks en que puedo ayudarla
—Hola! Un café de caramelo por favor
—Lo desea, Con crema batida
—Si, por favor
— ¿Algo más?
—Si, ehh me das un muffing de limón y dos galletas con chispas. —Digo mientras observo las delicias que exhiben en la vitrina—
—Ok perfecto, lo desea para comer aquí, ¿o para llevar?
—Para comer aquí
— ¿Me dice su nombre por favor?
—Gia
—Son 10 euros, tome asiento y espere a ser llamada
—Tenga, gracias. —le doy el billete de 10 a la cajera y me retiro del mostrador.
Me siento en una mesita junto a la ventana, me reclino en la acochada butaca color purpura que hace juego con la pared del fondo observo a mi alrededor y todo es tan agradable y familiar que me hace sentir como si estuviese en casa, en una mesa junto a la pared lateral están tres chicas que son imposibles de ignorar, una es rubia con mejillas redondas y rosadas, su risa es escandalosamente contagiosa como si todo lo que dijeran sus amigas fuera tan gracioso, la chica que está a su lado es asiática con su hermoso cabello negro tan sedoso que parece modelo de revista, su rostro emana felicidad al compartir ese pequeño momento de amistad, la última de las chicas parece como salida de un programa de televisión, tiene una gracia inigualable al gesticular cada palabra mientras cuenta su relato, es delgada con el rostro cubierto de pecas, nariz respingada y cabello rojo muy rizado, es agradable observar a estas chicas que se complementan entre si es como si fuesen piezas de un rompecabezas cuando las juntas siempre es mejor. Nunca pude tener una amistad así, ni siquiera estuve cerca de eso.
No tengo ningún libro para leer, así que observo el ir y venir de los autos en la calle, la gente caminando, unos niños que pasean a sus perros, y un par de enamorados tomados de la mano, se me arruga el corazón al ver a esa pareja de enamorados, una lágrima se escapa corriendo por mi mejilla, aprieto los ojos con fuerza, recordando que este dolor que siento en el alma no desaparece, no se va, no lo puedo olvidar. Siento una mano que toca mi hombro, —señorita su orden esta lista, la hemos llamado pero creo que estaba distraída. —Oh si disculpa, muchas gracias por traerla a la mesa. —no hay por qué.
Limpio mis ojos con la manga de la sudadera, respiro profundo y Tomo un sorbo de café, ¡oh mi dios! Este café es la gloria es como si te dijeran que Te Aman, tomo un trozo de galleta me la llevo a la boca, la saboreo como si no hubiese comido una en años, es tan dulce y suave, cierro mis ojos mientras la galleta desaparece en mi boca y me siento un poco mejor, no sé por qué pero hay tres cosas en el mundo que me alegran el corazón, los libros, la coca cola y Starbucks.
SINOPSIS
Gia es una chica marcada por un pasado doloroso, condenada al sufrimiento causado por personas que la traicionaron, se muda de casa continuamente, y aun asi vive aislada del mundo, después de mucho tiempo en compañía de su soledad decide salir y caminar mas allá de lo que se había permitido desde hace meses, ese día su vida dará un giro totalmente distinto que le hará enfrentar sus miedos y darle fin a un pacto que la ha conde
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