Quizás sean aquellos besos extraños donde el amor traspasa los limites de las formas de nuestros cuerpos, un beso va más allá de juntar nuestros labios, es inefable describir aquella acción efímera pero duradera en cada recuerdo.
Fue un amor casual pero real, Elisa y él, un anfibio con forma humana pero una criatura enamorada de ella, ambos estaban enamorados y siguieron enamoradas bajo el agua. No hay palabras para explicar el inefable amor de uno y otro, Elisa en señas expresa: “Cuando me ve, la manera en la que me ve, él no sabe cómo estoy incompleta. Me ve por lo que soy, como soy”, no hubo palabras, tan solo miradas para que este amor creciera más y más, los hilos intangibles del amor fueron endureciéndose, cuando quisieron separarse fue tan difícil de quebrantar porque aquellos hilos eran más sólidos y fuertes.
Él era prófugo de la ciencia, pero cautivo de cada beso de Elisa.
Escapando de todos, ambos tan frágiles pero invencibles frente al mundo, cuando él la tomo entre sus brazos, la sumergió al agua, un mundo azul y mágico de ensueño, el corazón de Elisa agotaba poco a poco su palpitar, pero el roce de sus manos en sus mejillas accionó una conexión mágica, él la mira tiernamente y la besa, solo basto un beso para que su corazón vuelva a resurgir de la agonía, esta acción se convirtió en luz de vida, fue la conexión más sublime entre dos seres diferentes, aquel beso emanaba un calor abrazador que dispersaba el agua helada de sus cuerpos.
El amor traspasa fronteras y dificultades, pero el beso es el portal mágico que nos lleva a mundos desconocidos, quedamos extasiados bajo el sublime roce de los labios.
OPINIONES Y COMENTARIOS