Los besos del aire

Los besos del aire

Igpresionarte!

14/03/2021

“Estoy muerto. Al escribirlo, aún vivo, siento un escalofrío que ya no sentiré cuando lo leas, cuando ya no esté. Habrás encontrado el sobre en el cajón de arriba del escritorio, bajo la grapadora. Al abrirlo buscando cualquier cosa, habrás visto, ese “Para ti”, que escribiré en el anverso, en rojo: la radiobaliza de la que estas palabras mudas se valdrán para conectar con tu mirada. Estoy muerto, sí, pero me estarás leyendo con esa media sonrisa tan tuya, de niña que acaba de encontrar la vieja muñeca de su infancia en el fondo de un baúl.

Todo habrá sido muy rápido. Tanto que no sé si habré sido capaz de poner en orden el turbión de emociones, pensamientos y “tengoqués”, en esos “dos, quizá tres meses” que nos dio ayer de plazo la doctora. Así que me he citado con la madrugada para volcar en unas hojas este no sé qué de amor desolado, esta urgencia de palabras y caricias con las que envolverte, como el recuerdo extraño de algo que aún no ha pasado.

Y estoy de pronto en aquella forma de mirarnos al principio, que era como besarse cuando no nos besábamos. Vuelvo allí de nuevo. Todo es igual. Todo brilla y el tiempo no ha iniciado aún su labor de zapa. Estoy en la suavidad de tus mejillas sobre el dorso de mi mano. Una tarde de un día, de algún mes, de hace miles de años. Estoy en tu aliento suspendido sobre mis labios durante esos segundos que querían ser eternos, antes de que me olvidase de tantas cosas, antes de que me olvidase de ti, de mi, de todo y me perdiese, me perdiese durante años, hasta despertarme de golpe ayer, esta noche, como un niño aterrorizado y solo en mitad de un bosque, sabiendo que no es allí adonde pertenece. Aquel era mi sitio, lo supe entonces y lo sé ahora. Como sé que entre ese entonces y este ahora estuve fuera. Es el lugar al que no me quedará tiempo ya para volver a buscarte, para volver a descubrir si aún sigues ahí, si tú también has descubierto que es tu sitio y has vuelto.

Me pregunto, ¿cómo haré para besarte desde el lugar al que ahora voy? Sé que si alcanzo a descubrirlo, habré encontrado mi camino de vuelta”

La lágrima ha ido a caer al lado del signo de interrogación, dejando una marca de humedad redonda, como un pequeño planeta. He suspirado hondo, para que no me ahogase la congoja. Pero he seguido sentada un rato aún, buceando en ese fondo marino de ausencias al que me llevan tus palabras, pero en el que sólo puedo estar el tiempo que aguanto la respiración. Me levanto y cojo las llaves con la necesidad urgente de salir al aire, bajo las escaleras, abro la puerta y noto la caricia del sol, y una brisa suave en mis mejillas, sobre mis labios …

Y sólo entonces te reconozco.

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