Aun no entiendo del todo por qué anhelaba tanto sentir ese primer y único beso tuyo; pero estaba decidido a que sucediera, incluso sabiendo que después no habría marcha atrás.

Todo era tan incierto desde el momento en que decidí conocerte y caminar contigo el trayecto que me llevaría a mi destino fuese para bien o para mal.

Solo quería que sucediera. Quería poder sentir al fin tu presencia frente a mí mientras tus fríos labios se posaban en mi frente y tu suave mano acariciaba mi piel.

No tenía miedo… nunca lo tuve.

Todavía recuerdo el paisaje de aquella hermosa tarde de diciembre, te esperaba a la orilla del acantilado mientras el sol se escondía y daba paso a una hermosa luna llena…

Llegaste majestuosa; te sentaste a mi lado y el silencio reinó por un instante.

Tomaste mi mano y me hiciste sonreír; te vi a los ojos mientras acercabas tus labios a mi frente y en ese frio y tierno beso todo oscureció… después de ello solo recuero una suave voz diciendo adiós.

Y ahora heme aquí.

Me gustaría saber cómo han sido las cosas después de ese día, quizá hayan mejorado, tal vez alguien haya llorado mi ausencia o tal vez todo siga igual.

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