EN UN BESO….LA VIDA

EN UN BESO….LA VIDA

EN UN BESO…… LA VIDA

Sentado en la arena de la playa observaba extasiado como caía la tarde, el sol en ese final de su camino derramaba sus rayos entregándose al mar, momento cumbre de su romance. Ella emerge del mar en silencio, la silueta de su dorado cuerpo se dibujaba en el hueco del horizonte donde el sol moría, y solo pensaba que mi cuerpo en mar se convertía. Como ardía mi corazón al sentir el caminar lento de sus pasos silenciados por la arena acercándose al lugar en donde absorto me encontraba, la poca luz que aún quedaba se reflejaba en su cuerpo húmedo, con el agua de mar parecía un faro de múltiples colores. Al pasar se encontraron nuestras miradas, y el cielo parecía más cercano, fue apenas un segundo que para mí fue suficiente para saber que esa maravillosa sensación no desaparecería jamás. Pasaron los días y todas las tardes iba al mismo lugar, esperaba horas tratando de detener el sol con la esperanza de que su adorada imagen apareciera, así transcurrieron dos semanas hasta que por fin la vi, estaba hermosa tal vez mucho más que la primera vez, fue un poco más temprano que aquel día, antes de que el sol muriera, con el miedo a que desapareciera me fui acercando, no podía apartar la mirada de ella que al fin me miró con sus ojos negros, más negros que la noche que rápidamente se precipitaba sobre la arena, estos eran magnéticos, su fuerza era tal que despertaban una pasión arrolladora, una pasión jamás sentida, extendí los brazos y ella se anidó en ellos con una dulzura inmensa, entonces vi sus labios rojos como un volcán en erupción, caí en ellos sin remedio, nos fundimos como la lava a la tierra, que maravillosa sensación nos inundaba, todo estaba en ese beso, la pasión, la dulzura, la verdad, el ayer, el presente, la vida, cuanto amor encerraba, un beso para siempre, en ese beso perduraría nuestra vida por treinta y nueve años, al final de los cuales el destino celoso de tanto amor decidió que todo debía terminar, y separando los labios terminó el beso, y lentamente sus pasos se dirigieron hacia el sol que impaciente la esperaba, su amado cuerpo se veía cada vez más pequeño hasta desaparecer en ese amanecer en que el sol se la arrebató al mar y presurosamente se la llevó al cielo, el inmenso dolor terminó con el color del mar, todo se veía gris, el mar se quedó quieto y por un momento pude sentir su llanto. Pasaron los días que se volvieron eternos y allí estaba yo sentado en la arena de la playa……solo mirando el mar.

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