LA ESTELA 
Óleo/lienzo

Privilegiadas vidas causan asombro, sobre todo en estos tiempos, diría yo.

Baleares, islas  paradisíacas, en el Mediterráneo de Serrat. Parece pararse el tiempo.  

Aguas calientes transparentes,  peces de colores entre anémonas regalan vida. 

Donde atracar es un regalo del cielo. 

Donde la tierra parece un sueño. 

Atraque habitual fue para este caminante del mundo que ahora os cuento: 
De nombre Leopoldo, audaz y valiente. Mas el entorno le llama Leo. Para abreviar los nombres largos en nuestra lengua, somos especialistas. No así para acortar distancias pues el latino es afable. 
Cómo podamos  interrumpimos la tarea para intercambiar palabras, somos seres afectivos y comunicativos. Nos priva la amistad. Y nos cautivan las relaciones. En este rincón andaluz lo singular causa admiración.  Cálido es nuestro carácter en Andalucía occidental. 

Tierra de larga historia y culturas.   Si miramos el triángulo Cádiz Sevilla y Huelva, en el mapa del tiempo aparece sobrado de la Estrella por excelencia.  En mi opinión, nuestro gran tesoro es el sol. Importante, aumentar la vitamina D supone crear defensas. ¡Y qué necesario para los mayores!.

Leo es un germano que por sabio, selecciona las mejores fechas para disfrutarlas. Las hay señaladas para personas cómo él. Ya que por su independencia las pudo elegir a placer. 

Navegante durante años por el Mare Nostrum. Su atrevimiento no fue osadía, dominaba su brújula cómo si de un Amílcar Barca se tratara. Pero sin tripulación. Claro, qué con medios medianamente modernos, su velero de nobles maderas y de clásico diseño, parecía haber salido de las pinturas de Turner, tal su estilismo personal. 

En solitario, quien  está lleno de optimismo no tiene barreras. Se embarcaba cargado de fe. Durante años por esos mares De Dios. Estas travesías tan solo las puede realizar un artista ávido de correrías y sensaciones.  Completo y capaz, dibuja su vida como una obra de arte. Lo único que ha sacrificado  es tener hijos. ¡Qué buenas ganas nunca le faltan! Por ahora no están para él. Y me consta que no es hombre de amor en cada puerto. Varios intentos de pareja se vieron frustrados. Éxitos también. 

Más su vida urbana rodeada está cuando quiere, cómo si nutrido de ellos estuviera.

Cuenta con otros motivos que dan mucha satisfacción. Aficiones sencillas, BB.AA.  su Ingeniería, su gran obra fotográfica.., pues saber captar la belleza es una de sus grandes cualidades, una brillante bohemia extraordinariamente organizada.
Para levantarse viendo amanecer sin prisas, 

saboreando la vida.

Sentir cómo  cada poro de su cuerpo recibe la brisa. 

De él aprendí:

¡Cómo los sueños se mecen en una hamaca.., rendida, cómo se oye al jilguero anunciar el mediodía!
observando cómo pasan

sin rencores ni malicias.

Preservando los sentidos,

a recoger bienvenidas.

Vivir las cosas sencillas.

Quizás sea, sin saberlo, 

simplemente amar la vida.

En una arribada al archipiélago de Las Pitusas, donde lo bucólico pudo convertirse en idílico, le apareció la musa inesperada que le robó por tercera vez el corazón. Romántico encuentro. Contaban ellos la quinta década.

El umbral de los años, carece de relevancia, cuando no se tiene edad mental.

Tras ella llegó al puerto de Sevilla, donde se percató que a la sirena le aguardaba otro príncipe.
Los días tristes, gracias a Dios, fueron iluminados por un fuerte rayo de luz entre árboles milenarios del parque de María Luisa y Avenida de las Palmeras, junto al puerto. Luz a raudales, hacen relucir la historia de la monumental ciudad. De lejos se distinguía por una mascota chiquita. Tras conocerla quedóse  prendido de lo relevante de su arquitectura, de sus estrechas callejuelas, y de una casa llena de encanto.

Y cambió mar por tierra. Y en su barrio de la judería ancló su dolor y acunó su amor. La sabiduría acumulada, llena la soledad de un Lobo de mar y del mundo, colma de plenitud al aventurero y amplía su visión. 
Así, captar lo bueno, percibir lo importante, cribar la esencia, forma parte de su vida. Y así lo muestra con su original forma de vivir. 

No se oculta, brilla. 

A cada ciudad por él seleccionada vuela a pasar sus mejores temporadas. Zarandea y escoge: “Harto soy ciego si por Zaranda no veo” Sabe separar de lo común lo especial, lo más precioso.

Tuvo un primo que practicaba igual aventura. Más un día desapareció. Se lo tragó la mar.  Casualmente las historias por mucho que nos empeñemos en escudriñar lo inimaginable, normalmente, no andan solas.

Y así, en su incansable navegar, después de una larga década que fuera antesala de otras muchas experiencias  de viajero por el mundo. Se paró. 

Plaza de América Sevilla
Amante de su abuelo recapacitó. 

¡Algo en la vida te para siempre! Las paradas son  ajenas normalmente a la voluntad de uno. Venció infecciones, cuando navegaba. Nada que ver con esta pandemia que ahora sufrimos. Tenía mucha confianza en la medicina natural. Comentaba su cura de éstas, con acupuntura. Sus lesiones óseas con Osteopatía. 

Ahora, en invierno, toma baños helados en su jardín de Centro Europa.  Para luego aliviarlos en sauna caliente, de baño Haman, del que dispone. Consigue sentirse pleno y activo en cada momento. Cultiva un huerto para recoger sus propias frutas. Su casa de Viena es una joya. Un sanatorio. Hospitalario. Magnífico  anfitrión de sus amigos.  Sus tartas de pasta quebrada y frutos del bosque, son una delicia. Su estudio es un museo. Su obra fotográfica suele ir encuadrada en una temática conceptual de fundamento.  En Paris también seguro que lo aguardan todas las aves de Montmartre.

Corto el tiempo, 

Y esta ahí,
para tomarlo,
como hacen las aves
en su vuelo concreto,
sin dispersarse,
seguir el curso,
de la vida,
como fué es y sigue siendo,
ninguna maraña nos distraiga.

En Primavera no se pierde  las atractivas  fiestas sevillanas;   sus calles, su laberinto, el bullicio, que da esta tierra, son el mejor aliciente a su inquietud. Determinado periodo, que pasa a ser sagrado para él, como para muchos. No sólo para los creyentes de: María Santísima. Curioso; la virgen de los Cristianos es hebrea pero para nosotros son nuestras Dolorosas y para muchos amantes de nuestros cultos, que acuden a Sevilla, un magno espectáculo de armonía. Rico en colorido, música, imágenes, aromas de azahar, incienso y cera que envuelve el aire y así, llegar al cielo. 

SEMANA SANTA en Sevilla

Y atracó para quedarse,  con su pelo rubio platino, casi albino, su tez curtida por la mar, su figura esbelta, su andar pausado, ágil, sonriente observador. No le hace falta catalejo. Porque sus ojos captan como en panorámica todo el abanico de una ciudad como Sevilla en fiestas.

Enfrentarse a uno mismo guarda el mayor valor de valores. Leo no lo necesita. Su disciplina es tan exquisita, digna de un buen coleccionista. 

Su gran talento natural, su dominio de idiomas y culturas, para poder andar por su casa hay que saltear  montones de libros, le  lleva a donar bálsamo a sus cercanos. Visita cada rastro, sabe que la diversidad se encuentra entre esos mercadillos dice: qué todos esos objetos van a desaparecer,  porque algunos parecen salidos de los cuentos de  “Las  mil y una noches” los acumula.  

Se integra en las tradiciones. Peter Pan ilusionado e ilusionante,  se pasea y se percata más pronto que tarde de la idiosincrasia de la ciudad, acompasado por la campanilla que es su voz y su amplia sonrisa. Su ahijada siempre hallará su generosidad. Su relación es perfecta. 

Silba cantando y lo visualizan, desde arriba, ve a sus gentes, las más populares, entre tesoros halla músicas de sus distintas épocas grabadas en algún vinilo. 

Encuentra litografías, libros cachivaches, curiosidades. Le llaman el jilguero. Abierto cuál niño, se ríe de sus sombra de los demás y de si mismo. Bajo su prisma de mago del universo. Su mayor tesoro es la contemplación sin pausa y sin prisa. 

El entorno a la catedral le cautiva. De la Semana Santa sevillana se enamora. Y en su feria de Abril, se integra como si hubiera nacido aquí.  Baila cual sevillano, lleva el compás en su alma. Con su sombrero de alas anchas y su chaqueta de hilo blanca,  impecables.

Y la Feria de Abril

Los tintineos de los coches de caballo, de la zona, le invitarían a soñar y trasladarse a otra época; en pleno siglo XXI y en los años de la ciudad en plenitud. Pronto su valiente y abierta forma de ser le aportaría selección de exquisitos amigos, cultos sobremanera, para que aún todavía más se siguiera enamorando de la magia del lugar.

Hay días que despiertas, 
-con los sentidos abiertos-

Para captar la suavidad de las aguas del Guadalquivir. 

Para notar cómo deslizan las hojas al otoño.

Para ver florecer  la Primavera.

Para paladear la música y el té.

Para saborear tanto el silencio como la charla. 

Para sentir al universo su fuerza en Armonía, bastaba ver su integridad con las tradiciones de Sevilla. 

¡cómo la gente vibra al unísono!

Y a él le llama la atención. 

Las tertulias en su casa te hacen joven. Estimular al diálogo es un arte más en su haber.  

Tras la ajena parada.., de sus cofradías y sus romerías, esta bendita tierra de Gustavo Adolfo Bequer  y de Machado de Font de Anta y Turina, de Velázquez y de Murillo. Y con sumo mimo, permítanme nombrar: Al gran Isacio Contreras. Siendo pintor contemporáneo, quiso pasar de puntillas por este mundo de la fama que tienen muchos artistas.
-Artista sumamente humilde y tímido que huía de todo eso, aunque muchos le considerasen como un genio-.

¡Genial existen muchas vidas!

Y así seguimos adentrándonos en su mundo, los de a pie. 

Sevilla enseña la melancolía, que deja cuando se abandona. Y él lo sabe. Por ello vuelve siempre. Exquisito conocedor de lo bueno; la seleccionó junto a otras europeas,  en otra épocas. 

Quién tiempo al tiempo ganó, jamás  perdió la partida.

Ya 80 años.  Y no se cansa nunca. 

Fantástico devorador  de vida. Ahora su amigo del alma es un Ángel, lo aguardará muchos años desde el cielo. Parece ser que él estuviera acompañado de esa magia que aún da para muchas vidas. 

La primera vez; 

que un hombre le dice si a vivir

sorprende la sensación.

Cuantos años antes lo tendría en su mente.

Tamaña es la decisión.

Es crear la posibilidad que alcanza el valor. 

Hubo que reconocer la perfecta anatomía, la máquina, la geografía,
la materia gris.

¡en los mundos de las maravillas! Dentro de un universo infinito.

Crear sueños ¡quizás se cumplan!

Nada es perfecto.

Canasto abierto a llenarlo
de “la buena la suerte”.

Siempre se hallan frutas silvestres.

A las vueltas no respuestas, mirar adelante, suele haber cala, tras el acantilado.

¿Perder el tiempo año tras año?

¡Mejor vivir qué morir!
Leo ama la vida cuál tesoro.

Áurea azul

Óleo/lienzo

Tengo un amigo.  
Qué aparece desaparece,

esta y no está,

y a su paso me deja su Estela

Qué tan efímera es,  y yo ¡la atrapé!

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