Maldito Cristal

Maldito Cristal

Jostin Jp

03/03/2021

Débil soy, unos cuantos meses aquí y, perdí las ganas de todo; se me pegó el mal ánimo de los demás, ¿Esperanza? ¿De qué sirve la esperanza sin buena fortuna?, he llegado a compararme con un barco sin vela ni timón; seguro me hundiré, pero, escuché sobre ti, no sé si debí hacerlo, ¡Por su culpa me abriga y acompaña un nuevo deseo!,  ¡Yo, que quería olvidarme de todo! 

Anoche te imaginé, ¡Qué pureza desprendías! 

¿¡Será varón!?, de seguro, o ¿¡Será mujer!? Me pidió que escogiese un nombre, ¿¡Será el de mi abuela!?, ¡¡puff!! Otra vez vagando en mis pensamientos.

¡Te conoceré!, ¡Te conoceré!, ¡¡¡Te conoceré!!!.

Y así los días pasaron volando, hasta que, llegó el día.

—Vamos Carlos, ya conoces el protocolo.

— Mira bebé, ahí viene tu papá.

¡Pobre Carlos!, se quedó sin palabras, aquel hombre fuerte y vigoroso, llorando como un niño. 

¡¡Quién lo creería!!

—Espero no decepcionarte, pero, es una niña.

—¿¡Decepcionarme!?, ha sido mi esperanza en esta maldita jaula, ¡¡Es bellísima!!

—¡Vamos hombre!, ¡Pon tu mano sobre el cristal!, sus manitas se ven aun más pequeñas, al lado del señor manos de oso.

—Lamento ser dura contigo, pero, todos dijeron que es idéntica a mí.

—¿¡Ah si!?, lo importante es que está sana.

Mishel empezó a describir todo sobre el parto; al parecer, hablaba con la silla.

—¿¡Oye, me estas escuchando!?, ¡oye, ¡oye!

Mientras tanto; Carlos divagaba en lo profundo de su ser.

¡Maldita sea!, sino hubiese hecho cosas malas… y ¿Por qué ponen ese cristal aquí?.

¡Tan cerca e intocable!, ¡Maldito cristal!

¡Maldito cristal! que se interpone.

¡Maldito cristal!, que no deja a un padre abrazar a su bebé.

¿Quién quiere mi alma?, ¡Le daré mi alma a quien me libere de aquí!

Y lloró amargamente hasta que, llegó el momento de la despedida.

—Lo lamento pero, ya es hora de que regreses a tu celda.

—¡Un minuto más por favor!

Suplicó Carlos.

Esta bien, dijo el guardia, asintiendo la cabeza.

—¡Mírala, mírala bien!, que sea tu fuerza.

—¡¡Oye escúchame!!, saldré de aquí y seré un buen padre.

—¿¡Te vas a escapar!?

—¡Serás  tonta!, hablo de cuando la condena termine.

—Saldré y haré mejor las cosas, para que cuando ella crezca se sienta orgullosa de mí, y si me sobra tiempo te conquistaré nuevamente.

—¡Ya, ya!, no te emociones tanto.

—Chao, ¡Te estaré…te estaremos esperando!

—Adiós cariño.

Fueron cuatro años, los que tuvo que esperar, para poder darle el primer beso a su amada hija. Por fin no habrá un cristal de mas entre los dos.

—Hola, ¿Dónde está?

—Arriba, aún duerme.

Subió, casi corriendo por las escaleras, buscó la habitación de la niña; se le acercó, la miró con tanta ternura, como solo un padre que ama puede hacerlo. Y besó tres veces su frente, sintió que todo en el mundo estaba bien, pero, ya no era una bebé; tendrá que ganarse el cariño y la confianza de Sofia.

 

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