Ocupen su localidad

Ocupen su localidad

No podrás sacártelo de la cabeza. Se desvanecerá el recuerdo, incluso el modo en el que se consumó el gesto, pero nunca podrás esquivar el alcance de su eco. El primero nunca se olvida; el primero siempre tiene consecuencias, y rememorarlo cada tanto ―incluso a sabiendas de que desearías no hacerlo― es una de ellas. Perdurará, tu primer beso, paciente y torpe en tu memoria; latirá con tal vigencia que lo confundirás con el último.

A menudo yo rescato el mío: lo consagro con dedicación y frecuencia, tratando que no le falte de nada. Azuzo cada poco la nostalgia de aquel beso, evocando el ímpetu novato y enmarañado de quien me lo compartió, y me esmero con fruición en mantener incorrupta la imagen de su afán por mullir mis labios con su hocico ansioso. Lo que no recuerdo (¿o no quiero recordar?) es la ausencia de cortejo por su parte, su allanamiento bruscamente inexperto, y ese sabor a jarabe que destilaba su aliento haciendo del acto de respirar una maniobra afligida y casi onerosa. Evito igualmente la recreación del chapoteo en el cielo de mi boca de su saliva apelmazada, ni siquiera recuerdo ese bigote en ciernes que se esparcía sobre su morro lampiño, esa pelusilla incómoda que producía una dentera irritante, o la crispación de todo su cuerpo al ensamblarse forzosamente su comisura con la mía.

Ahora le observo sin que él lo sepa, rebulléndose en el tresillo, brujuleando con el mando a distancia, en busca de una película que le sintonice la siesta. Yo mientras tanto le escruto, intentando penetrar en la hondura de sus añoranzas, porque dudo que la hemeroteca de su memoria le devuelva la misma sensación acre y turbia que yo atesoro. La vida y sus antojos: como la linterna de un acomodador, te acompaña hasta tu butaca, sígame, por aquí, ocupe su localidad, y te incita a observar entre bastidores tu propia función. Y te aboca a la perplejidad de lo que tú asumías como seguro, retándote a duelo contigo mismo para discernir ahora si lo que añoras es aquel primer beso, o lo que emanó de él.

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