Yo marché al pueblo y el se quedó en la ciudad, los dos nos quedamos con la miel en los labios después de aquel grato beso que nos dimos furtivo en un banco en la Gran Vía de Madrid. En ese momento se detuvo el tiempo y nada de lo que pasará a nuestro alrededor nos importaba.

Las circunstancias nos separaron, yo era una chica de pueblo que había venido a Madrid a servir en una casa de alto postín. Y me había enamorado perdidamente del dueño de la casa, en aquel momento yo no era consciente del daño que podía hacer a mi familia si esa relación salía adelante, y se descubría todo, por eso mi madre tomo la determinación de que me volviera al pueblo antes de que la cosa fuera a mas.

Pero yo andaba vagando por los rincones de la casa  suspirando y soñando que algún día todo cambiaría y yo me podría casar con el señor de aquella casa tan amable y atento.

De repente un día llamaron a mi puerta en el pueblo y cual fue mi sorpresa que me encontré a ese apuesto joven dueño de la casa allí de pie esperando que le dejará entrar, las piernas me temblaban y sentía un cosquilleo que me recorría todo el cuerpo, pensando que después de tanto tiempo no sabría que decirle pero entonces mi abuela que era una mujer sabía, y había deducido lo que pasaba, le dijo:

Muchacho disculpe a mi nieta que no le halla ofrecido entrar, es que ve a un chico guapo y se queda parada y no sabe como arrancar. Entre por favor se lo pido y charlemos un rato.

Leo- Señora estoy aquí precisamente por su nieta, de hay su reacción hacía mi. Pero es que desde aquel beso no he podido dejar de pensar en ella, y hasta que no conseguí su dirección para poder venir a verla no he parado. Para preguntarle que si quiere venirse a vivir conmigo a Madrid para afianzar nuestra relación pues estoy loco por sus huesos, y no puedo vivir ni un solo minuto sin ella. 

Abuela -Yo no puedo hablar en nombre de ella, pero creo que a ella le pasa lo mismo.

Nieta- No se si os habéis dado cuenta pero estoy aquí y digo yo que algo tendré que decir en esta historia. Yo te quiero con toda mi alma y quiero pasar el resto de mi vida contigo, por eso te digo que sin pensármelo dos veces, mi respuesta a tu pregunta es que sí, que el día que te conocí mi vida cambio para siempre y por eso contigo quiero estar.

Leo y Marian se fueron juntos sin pensar en nadie y fueron felices.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS