El beso y ¡¡el beso!!

El beso y ¡¡el beso!!

Héctor González

08/02/2021

Como relámpago  y con destellos indeseables aparece en la mente de Miguel, aquel beso. 

Pasada  la medianoche, como era costumbre…

Miguel!, cierra la puerta de acceso; ya no atenderemos más por hoy, fue la orden desde el interior del restaurante.

El niño de aproximadamente  diez  años, trabajaba de lava copas y haciendo aseo en el lugar.  Muy atento y educado causaba empatía al primer acercamiento, jugaba como todo los demás, muy  amigo de la soledad del silencio…taciturno a veces; antes de todo ¡niño!  

Confiadamente se desplazó por el pasillo de acceso hacia  la salida; un borrachito, cliente asiduo del local, se despidió con un alegre hasta mañana. El hombre sabía que al volver, lo encontraría lavando copas al lado del mesón que servía  para los «cañeros» como le llamaban  a los parroquianos que entraban ha servirse una copa de vino, un corto de alcohol más fuerte para dar rienda suelta a la conversación por un rato  después se iban.

Siempre tenía problemas para cerrar la puerta de doble hoja desvencijada por el paso del tiempo. En ese momento aparece el Garzón con cara de buen amigo a ayudarle; fue más rápido el movimiento y hasta le ayudó ha poner la tranca.

Al volver  por el pasillo el Garzón lo toma por detrás  lo gira e intenta besar su boca. Él resiste todo lo que puede, aún así, siente la sensación de asco al sentir los labios salivosos del hombre por su cara; como se destraba de esa trampa no lo sabe, pero escapa.

Al rato el  Garzón lo busca para disculparse. Le dice un montón de cosas que el  niño no entiende y solo quiere llegar a su casa, esconderse que lo trague la tierra. Lo único que le interesaba al malandra era que no lo acusara pues perdería el trabajo y tal vez algo más. Asco y vergüenza quedaron  marcados. 

Tiempo después Miguel corría,  saltaba, reía; ¡¡era importante!! ¡había una razón!  

Fue el beso de ella:  suave, tierno, temeroso. ¡Todo a la vez! envuelto en una mirada sublime de primer amor llevado a la cima del cielo.

¡Cómo describirlo si fue todo y nada a la vez!

¡Cómo olvidarle si fue inocente  y tierno a la vez!

¡Cómo olvidar! Si fue la culminación del primer sentimiento  de amor.

Quedó con ganas de reír y llorar. tocaba sus  labios y no creía, Su corazón palpitando a mil sin saber qué hacer. Solo quería repetir esa experiencia.

Hermosa sensación nunca más habida, se quedó en el recuerdo, imborrable, como el otro beso asqueroso ambos lo acompañarán el resto de su vida. 

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