La metáfora de un beso.

La metáfora de un beso.

Edu

01/02/2021

Me encontraba en la playa con la jeringuilla en el brazo y tumbado con la vista fija en las olas. Sabía lo que tenía que hacer, llevaba mucho tiempo planeándolo.  Saqué la cuchilla y avancé hacia el mar.

El mar estaba en calma, una leve brisa acariciaba mi cara. Me adentré hasta la altura del bajo vientre, sentí esa sensación de frio cuando el agua te llega a ese nivel.

Me puse la cuchilla en el brazo izquierdo, y de repente me fijé como el mar se embravecía, las olas comenzaban a surgir. Hasta mí llegaban, tocándome el cuerpo e intentando derribarme.

Una llegó, solitaria, con tu cara, tu olor, y con un beso que rozó mi boca. Cerré los ojos y saboreé ese beso durante unos segundos, después de haber desaparecido. Tiré la cuchilla al mar y me di media vuelta.

Al día siguiente volví a aquella playa buscando la ola que me trajo ese beso, adentrándome en el mar miraba cada ola, en vano. Así día tras día, como un muerto en vida. La falta de alimentación, la droga y el haber dejado mi trabajo, hacían de mí un ser al que todos miraban.

– ¿Darío qué te pasa? _ Me preguntaban por el pueblo.

-Ando buscando esa ola que me trajo el beso, la cara y el olor más maravilloso que haya conocido- Respondía, con la mirada fija en el horizonte.

Día tras día volvía a aquella playa buscando esa ola, ese beso. Mi cuerpo y mi mente empezaban a morir lentamente. Solo deseaba volver a sentir la sensación de ese beso.

Un 18 de febrero, decidí que hallaría al fin aquel beso. Me dirigí como cada día a la playa, me quedé mirándola fijamente, esperando.

Me levanté y avancé hacia el mar. Eternamente golpearía las rocas y las playas junto a aquella ola. Seguí avanzando, volví a sentir esa mala sensación del agua a la altura del bajo vientre. Cada vez me adentraba más en el mar, sin encontrarte. El agua me llegó al cuello y al fin me cubrió, no luché ni me resistí, sabía que estaría a tu lado  más que toda una vida, una existencia. Comenzó a acabárseme la respiración ¡qué poco duraba! La angustia de no poder respirar, me incitó a subir hacia arriba para respirar, pero aguanté. Allí acabó todo.

Ahora me encuentro aquí solo, golpeando las playas y las rocas, surcando mares y océanos de todo el mundo, intentando en vano buscar aquel beso.

Fin.

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