Nuevo Baztán

Nuevo Baztán

Herruzo

29/01/2021

Lo que ocurre con todo final es que también puede llegar a ser un principio.

Al volver allí, mis ojos, reseteados ya por la vida, discernieron sin parpadear un lugar desconocido para mi recuerdo.

En apariencia la mirada de antaño y la de hoy no contemplaban el mismo camino empedrado hacia la Iglesia de San Francisco Javier… y hacia el Callejón del Secreto…. de nuestro secreto y hacia el Palacio de Goyeneche que desde su palatina cumbre con su gran ojo de viento todo lo divisa.

El olor detenido de los acebos y el curso de sus hojas ya doradas como si el mismísimo inexperto Henares aceitunado nos acompañara, me trajeron, al ahora mismo, tu suspiro de antaño.

Unos pasos después, tu voz aún pueril en la Fuente de los Tritones me rodeaba porque paseaba sin buscarte pero de alguna manera esperaba encontrarte en cada recodo. Pienso en cómo serás siendo un hombre y en tu mirada. Me rio al recordarte siempre en compañía de tu bicicleta.

Y aquel peldaño enigmático y blanco en el que nos sentamos muy juntos y, oscuro, disimulando nuestro rubor interior, porque tú y yo queríamos compartirnos con deseo antiguo.

Rodeaste mis hombros con tu brazo siguiendo los pasos de algún manual de amor adolescente y tras un tiempo intacto e impasible conseguimos encontrar nuestras miradas cobardes.

Tu inexperto beso de labios apresurados descubrió en mí una necesidad dormida y al no saber cómo reaccionar, exclamé impetuosa, ¡no crees que vas muy deprisa¡

Dos espontáneas carcajadas al unísono trituraron nuestro momento. Tus pestañas me sonreían. Nunca olvidaré tus ojos. Me pregunto si te acordarás hoy. Y valiente, conquistando un espacio merecido, incendié tus mejillas al dejarme llevar por un arrebato ignorado y besarte, besarte, besarte… Dicen que del primer amor se recuerda todo en un noventa por ciento…

Seguimos, juntos, de la mano, sin mirar atrás, hacia la Casa de las Lilas, que según cuentan los del pueblo, fue arruinada por un obús en la Guerra Civil, partiéndola en dos mitades. En la mitad devorada, adosada a la gemela, decidió prosperar un lilar, de lilas color lila. Era mi lugar preferido. No sé si continuará en pie.

No comprendí entonces que ese día permanecería para siempre en mi memoria.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS