suena la alarma, son la cuatro de la mañana; debo llegar al aeropuerto antes de las 7:00, obscuro está y hace frío, mucho frío, casi helado, me paro aturdido por un leve dolor de espalda eterno y veo hacía la ventana; está nevando. no pienso más y voy directo a tomar una ducha caliente para despertar.

mientras me baño; pienso paso a paso cada detalle desde que deje mi auto en el parqueo; mascarilla doble, máscara facial, alcohol en gel, tarjeta de dióxido de cloro colgada en mi pecho y bufanda para cubrir mi garganta; cómo nos han cagado la vida, carajo!

recorro las calles vacías, frías y tristes de una ciudad en la que no quiero vivir más, ni un minuto más; estoy a tiempo; pero manejo nervioso por el viaje; los aviones son seguros, pienso; tienen un sistema especial de aire para los viajes, lo leí; pero; ¿ lo tendrá?; este país nunca tiene nada, y te pones más nervioso llegando al aeropuerto. el parqueo está vacío, me quedo tranquilo y a la de Dios.

hago check-in, salgo en una hora, haré tránsito en el otro aeropuerto y en dos horas más llego. ¡¡espérame!!.

la gente alborotada, me alejo hacía las esquinas, no tengo hambre, me alejo, no puedo respirar por las mascarillas y quiero orinar, ni cagando entro al baño; pienso. te aguantas.

mi madre me cuida, en esta travesía de país a país, para encontrarme con mi amada, pienso. tú; mamita no la has conocido: bella,  ¡¡¡¡y  culona!!!, por eso, podré vivir eternamente en sus caderas y dibujar muchos versos en su piel. no aguanto más quiero orinar; corro al parqueo, hago el que me olvide un equipaje, pero en realidad abro la puerta del carro para desahogarme. ¡listo! a viajar.

el avión pequeño, cual lápiz; sabía, así siempre es este país; tranquilo, tú estás al fondo y sin nadie a lado, viaja tranquilo; protegido a dónde más.

llegas a la otra ciudad, bajas del avión, debes esperar dos horas antes de volver a partir a tu destino. te alejas de nuevo, ahora tengo hambre; compras un chocolate. suficiente.

pasó la hora revisando en el celular, todas las fotos juntos. está feliz; la haces feliz, y ella a ti: ya voy mi amada, piensas. 

cambian de avión y esta vez es más grande, a tu lado una señora sigilosa se sienta, no volteas, ya no aguantas las máscaras; nos han cagado la vida, pero, soy feliz.

intentas dormir, con las huevadas esas, en tu boca y nariz. no puedes, tratas de recordar, como era todo antes; ya ni lo recuerdas, nadie lo recuerda. te vuelve a la realidad el piloto; llegaron. esperas que todos bajen, no tienes apuro; ella te espera.

la ciudad muy calurosa, lo sientes , y  recuerdas: distancia, alcohol, mascarillas, hasta verla.

 allá está esperándote, con su vestido corto y sandalias de taco, toda de rojo; eres feliz: a través de las máscaras, los alcoholes, y el dióxido de cloro;  tu beso será eterno, en días de la peste.

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