UN BESO CARMESÍ

UN BESO CARMESÍ

Elurra

28/02/2021

         ¡Que no daría yo por un beso! No uno cualquiera, no. Sólo me rasgaría las vestiduras por un único beso: el tuyo.

Como si fuera hoy, recuerdo aquellos besos a la sombra del azahar en las largas tardes de estío y aquellos besos furtivos que nos dimos a la luz de la luna. Mis labios se enorgullecen al recordar el sabor de los tuyos; besos avainillados, con sabor a chocolate caliente,  con olor a naranja fresca, otros de menta piperita… Y cuando en el ímpetu de la emoción nuestras bocas se engarzaban, entonces, sólo entonces el sabor de tus besos estallaba en mi interior desplegándose como un abanico arcoíris.

Nunca he dejado de admirar el contorno de tus labios tan bien perfilados, lozanos como pulpa de fruta fresca, rosados de pureza aniñada adormecida al calor de mis brazos, rojo escarlata en el esplendor de tu madurez exquisita  y rojo borgoña en el otoño de tu vida cultivada.

Cuántas veces a lo largo de nuestra convivencia se buscaron nuestras bocas, cuánto tiempo degustando nuestras lenguas, cuántos instantes saboreando nuestras oquedades más profundas, cuánto placer dejarme sentir tus besos recorriendo suavemente mi geografía derretida bajo tu codicia temblorosa y tu fogoso deseo. Tanto anhelo de ti que toda yo  acababa convertida en un ósculo majestuoso expandido sobre tu cuerpo sin dejar ni un recoveco sin ser besado.

Cuando te fuiste, mis áridos labios buscaron la humedad de otros pero no te hallaron y  mi cuerpo desconsolado sin tu hechizo lloró de pena, Mi memoria a diario dibujaba tu boca sobre la mía unidas por un beso onírico imposible de romper y mi existir se convirtió en la nada sin tu presencia.

Nunca más he sido la misma desde que no estás. Mi cuerpo no respondió a la llamada de otros cuerpos por muy voluptuosos que fueran. Nadie ha sido capaz de provocarme como tú con tus dientes clavándose en la carne de tus gruesos labios y con tu lengua posándose en ellos en actitud más que seductora. Un grito arrebatador nace de mi seno desesperado por volver a besarte. Y no sé  qué  hacer para curar mi herida. 

Tantas veces acaricié tu imagen en las fotos compartidas, olisqueando tu aroma en las hojas de tus libros, percibiendo el olor de tu sofisticado perfume en alguna de tus ropas y te imagino a mi lado con un cigarrillo entre tus labios ribeteado de carmín rojo de Louboutin, tu preferido.

Estas secuencias precisas acompañan mi existencia desde que te perdí y ahora, que volviste para danzar tu final con la parca, no puedo dejar de mirarte en tu lecho de muerte, digna y elegante como una dama de alta alcurnia. Aún así, sigues siendo una belleza de tez risueña, cuyos ojos se apagaron para siempre. 

¿Podrán mis besos revivirte de nuevo? Tal vez el  roce de mis labios avive los tuyos helados y violáceos. 

Sólo sé que vivirás siempre en mí. Un beso rojo mi amor.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS