EL BESO, como agua de mar

EL BESO, como agua de mar

Sin el beso, me quedé. 

Unas anginas de verano subieron fiebre a 40. 

Me hubiera gustado ir. Mi primera fiesta de pueblo, la Virgen de la Bella, con quince años. Y me quedé entre las sábanas chorreando de sudor.

Los años caían lentos en la adolescencia. Deseando cada día, ser mayor. Ha transcurrido  mucho tiempo y todo parece que fue ayer.

¡Más todo llegó! Y pasó como un vuelo. 

Pegadas a la tierra, 

quedan historias y hasta sueños.

¡CUAL MANANTIAL!

Sean los besos, 

como agua a la planta que agradecida florezca

y emerja la ternura, 

la Paz y la cordura.

No debiera irse nadie de este mundo sin probar a que sabe un beso recíproco,

un abrazo fundido, dos en uno,

al unísono

y sentir el calor de un amor correspondido,

sin desgarro, a un tiempo,

por entrega, sin medida.

El beso tierno acuna
y calma tempestades y angosturas.

Y los ancianos que se han ido, desgraciadamente de improvisto,  dejaron sus besos para el recuerdo eterno.

Amanecer del verano,

es diferente la vida

¿despertar? ¡Qué placer!

cuando te despierta el día,

poder llegar a la tarde 

despacito, saboreando,

las múltiples horas tranquilas,

casi, casi, en calma chicha.
¡son ganancias recogidas!

Al verano, en mi paseo, adelantaba el paso,

me llenaba un único pensamiento,

comprendía que mi sueño aún

se extendía.

Sumergidas mis piernas en el agua,

se adentraban,

iban lentas

por el caño de mar, 

ya a ciegas

no me sentía.

Complacida lo paseaba

y lo colmada de mil fantasías.

A la orilla cabizbaja caminaba pensativa,

al reflejo el brillo de las nácares,

en cada una leía, un sueño.

Sus colores los del iris,

los que yo pinté de niña.

Por luz vi estrellas blancas,

sobre agua cristalina,

por mar, suaves olas a la orilla

por tierra, onduladas dunas

de arena 

aromas de eucalipto y pino, por la brisa.

Hubo brillo…

dos luceros

dos miradas,

un deseo 

y la luna…

amor a beso partido.

A la noche, cielo abierto y estrellado.

En la playa lecho tierno

resurgía, renacía, 

cantar, para vivir y no morir. 

Abrir la música a los sentidos.

El beso es una dulce melodía. 

¡Qué no se apague su fuego! 

Y nos invada, cómo agua en el desierto.

Aplique el beso bálsamo a la herida.

Cual crisálida, provee de seda al cascabullo.

Del cáliz, el polen a las abejas.

¡Besar para vivir más..  y no morir!

Piel con piel.

Enternece el alma.

Es como abstraerse del simple plano gris,

que trazado, por inercia,

no encuentra vida en el paisaje.

Ni lo pinta de colores. 

El beso es el agua que fluye,

es la flor en la boca

es la sonrisa en los labios,

es la ternura que ablanda,

es comunicación

es el regalo amable

es el vehículo suave,

que lleva luz hasta el fondo.

Levanta la piel

Entra como flecha
y clava en el corazón.

¡La mejor sorpresa!

Abre a la elocuencia.

No hace falta la palabra.
Llena de expresión la mirada.

Es contacto que agita los sentires. 

Es hábito que convierte la vida en verso,

es entrega en el tiempo,

es aire que fluye fuera y dentro, 

y si se corta, 

crea desaliento.

Es contacto que no se olvida.

Es blanca bandera de La Paz.

Es encuentro.

Es sonrisa.

Es vida que renace.

Es flor  en otoño.

¡Qué el estío se envuelva en ternura!
¡Qué los niños recojan sonrisas y besos!

Echaremos de menos, siempre, los besos de los seres perdidos. 

¡Los besos son lapas

agarradas a la roca del tiempo!

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