Y un día me miraste con orgullo. Lo logré. Me querés, te encanto.
Te encanto
Narciso es humilde al lado tuyo.
Te suena el celular. Es sólo laburo.
Me preguntas por qué a nadie se le escapa un «¿Cómo estás?».
Te respondo que es porque nunca respondes con un «¿Y vos?»
Al ganar amor propio perdiste la capacidad de demostrárselo a los demás y por eso se fueron. Igual, conserva la calma, a mí siempre me vas a tener.
Me miras a los ojos y corres al encuentro de un abrazo.
No te hundís pero te cortas.
No ves nada. Un pedazo de vidrio entró a tu ojo.
Con el otro ves todo lo que el tajo abarca.
No hay mucha belleza que apreciar ahora y el dolor es insoportable.
Sabes que sólo estoy yo para ayudarte pero no puedo hacer nada.
Absolutamente nada.
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