​LA CALLE COCOSOLO

​LA CALLE COCOSOLO

Camilo Polo

10/01/2018

LA CALLE COCOSOLO

Por: Camilo Andrés Polo Herázo

Luego de un partido extenuante de futbol, decidí tomarme un buen jugo de tamarindo para aliviar el cuerpo y luego de reposar en la terraza me ganó el cansancio y un sueño profundo, desperté a orilla de un mar que no había conocido, al observar detenidamente mi alrededor me di cuenta de lo maravilloso que era ese lugar, la primera escena que vi fue la faena de pesca que desarrollaba un pelicano, parecía una escenografía del ave fénix que surgía una y otra vez no del fuego, sino de ese mar plateado. Me deje llevar tanto de esa escena que no me dio tiempo de disfrutar la danza de las palmeras que se movían a solo ritmo, niños corriendo por todos lados, señoras con coronas llena de duces de coco, de papaya, enyucados, y bollos de todos los sabores, esa imagen se me quedo grabada por lo armónico que era.

Aun desconcertado de mi instancia allí, decidí caminar a lo largo de la playa y buscar el centro para ubicarme y buscar información sobre aquella población; le pregunte a un vendedor de lotería sobre qué lugar me recomendaría y me dijo: “Amigo, si ya visito la playa, ya muy poco queda de visitar aquí, le recomendaría la calle 20”- concluyó. Cuando llego a mi destino veo particularidades, un grupo de señores jugando Dominó, otro grupo estaba departiendo y tomando cervezas, una pareja de turistas cubriéndose del sol en un árbol de mangle y una señora que saco su estera y se acostó en la terraza tal vez por el cansancio de su día.

Para conocer más acerca de esta calle, pregunte a un señor sentado en su taburete llamado Pedro morelo o más conocido como “Pello Vitrolo” y me dijo que esta calle la nueva generación le dice calle 20, pero que anteriormente su nombre era “Cocosolo”, me dijo que en su juventud se retaban a pelear a puño limpio en las esquinas con jóvenes de otras calles, también destaca que fue un hábil nadador, recorriendo grandes distancias para reparar las averías de los barcos(Algunos provenientes con mercancía de Panamá), pero esta actividad le produjo daños en su vista actualmente, hoy es devoto ferviente de Jesús formando parte de la Hermandad Nazarena.

Al agradecerle por contextualizarme en el lugar que estaba me despido de él, y me llama la atención una tienda ubicada en la esquina en la que la mercancía que ofrecía toda la fachada de la tienda y había otro telón grande con más productos y en letra grande decía: “PREGUNTE POR LO QUE NO VEA” , al entrar a conocer esa exótica tienda observe camas de lona, leña, baldes, ataúdes, carbón, rayadores, esteras, sombreros, escobas, machetes, maíz, arroz, y demás. Me dirijo al propietario y le digo: Señor, esta tienda no tiene nada que envidiarle a los grandes centros comerciales”. El propietario le conocían como Juancho Villalobos y me agradeció por esa buena impresión mía. Al poco rato llegaron varios amigos de él y se pusieron a departir y echar chistes, no era de extrañar que esto se repetía día a día.

El señor Juancho me recomendó que llegara a una casa que esta al final de la calle, pude ver que era una casa de bahareque y palma, en la terraza estaba un señor con sombrero vueltiao, en abarcas y camisa desabrochada. Era el señor Manuel Esteban Herázo Rocha, más conocido como “El viejo Aliquí” me dice que es descendiente de haitianos que llegaron aquí en la época del proceso de independencia, pude constatar que tenía colgando un carnet de la ANUC, le pregunte ¿Qué fines tiene esa organización? Y comienza a desplegar toda su capacidad de oratoria innata a explicarme: “Vea muchacho, yo soy dirigente nacional de la ANUC cuya misión es la dignificación del campesinado y defensor de los atropellos que puedan hacer los grandes terratenientes”.

Fascinado por su oficio siguió con decirme que fue el fundador de la Hermandad Nazarena como una forma de rescatar los valores religiosos en el pueblo y me dijo con su mirada fija en el cielo con una sensación de esperanza: “Ojala y cuando me encuentre con Dios, quisiera que las procesiones pasaran al frente de mi casa para verlas por la eternidad”. La charla siguió y la presencia de Dios la percibí con aroma de arroz de cangrejo y chicha de arroz. Me quede con la imagen de que líderes honestos y trabajadores como el viejo Aliquí quedan pocos en mi mundo.

La charla con el me hizo pasar el tiempo sin percatarme de que ya estaba oscureciendo, ya me preocupaba porque yo no pertenecía a ese lugar y el sueño ya estaba siendo mella en mí, Aliqui concluyó nuestra charla haciendo una mención: “Pronto este pueblo dará la espalda al patrimonio cultural, arquitectónico y social de la que son beneficiados y la juventud tomará caminos equivocados” – concluyó. Al terminar la charla regreso al mar y me pongo a pensar todo lo aprendido en esa calle, de repente siento una brisa me envuelve en sus brazos infinitos y despierto en mi casa con la convicción de sacarle provecho a esa experiencia.

FOTOS

PILÓN

ANUC

Calle Cocosolo

Una de las pocas casas que quedan de Bahareque y palma

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