Cada juego infantil, quedaba en eso. Inquietudes y convites que logran una recesión. Las fresas silvestres alzaban las copas de sus hojas, creando dichosas entre su prisa Alicias y polvos de rosa.

Como delicado abluente, el ramo de Aloisia, se colocaba para acompañar. Llegan los sombreritos y los circulos comienzan a aminorar. Vive el amarillo sobre el blanco de las alturas. Y se refugian los brillos tristes, para ver seguros. Los globos de letras y su volar seguro. La sombra de los granates almendrinos se apilan entre servilletas en las cestas, dando a los nuevos que merendar….Cuando los paquetitos dulces entre cintas de metal ribeteados, se vayan anunciando un empezar. Cuando la punta de los pasteles desaparezca roja y hechizada. Entonces el sol, repleto de merengues, comienza a dormitar. Las cintas en los sombreros son tiradas y los cabellos caen. Nebulosidad que asoma soplando sobre el pan y la bebida.

Brazos de almendrillo que colocan tiernos velas, muy elegantes muy tiesas son las velas como retazos de plomo. La cera que es maga, desdeña de su rosa, mas no pudiéndose librar de el respira fatigosa. Ora y reza. Que con su breve llama, sobre la doncella del cordel ,harán volar deseos de sus pétalos el humo, suaves como orquídeas formarán un cóctel… Llega la niña con tiara de aluminio, sus broqueles son perlitas, de azúcar su confección. Entre migas de bizcochos se hayan las estrellas, y divertidas buscan estelas de cielo en el mantel. Vuelan las risas, jolgorio de tiestos al romperse, no apareciendo los truenos, torna la brisa acuarelado al jardín.

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