Teoría Queen Kong

Teoría Queen Kong

Por fin me han financiado el proyecto. Estoy leyendo el mensaje en la
biblioteca, contenida. Tiemblo. Llevo años investigando y necesito
hacer este estudio sobre el terreno. Voy descubrir algo importante.

Dejo el silencio y la seguridad de los
textos escritos, y de paso, la casa de mi madre y sus táper.
¿Cómo sobreviviré sin sus lentejas y sus croquetas? Solo tres
meses, en tres meses lo consigo. Por comer un poco menos no me
pasará nada, así adelgazo.

Ya estoy en el avión, vuelo a la Isla
Calavera en busca de simios gigantes. Desde que en 1933 encontraran
al que llamaron Kong nadie ha vuelto a investigar sobre ellos. Lo que
hicieron entonces fue un despropósito, son animales pacíficos pero
al atacarlos se vuelven peligrosos. El aire está comprimido aquí
dentro, me siento lejos de lo que me rodea. Reflexiono sobre mi
tesis. Como un panecillo con mantequilla y el pollo con curry ni lo
pruebo.

En la isla consigo un guía que me
muestra su hábitat. Nos abastecemos de la comida que podemos
conseguir y que puedo comer. Básicamente arroz y frijoles, pero
también tengo una caja de barritas energéticas que traía.

Caminamos. Hace mucho calor, llevamos
la ropa mojada todo el tempo, hay tanta humedad que cuesta respirar.
Huele fuerte, como a frutas podridas, o como la
cabeza de un bebé, entre empalagoso y vomitivo, todo el rato. Me
encuentro bien, en alerta, fuerte a pesar de comer poco. Quizás
demasiado ansiosa. Por la noche no pego ojo.

Después de días buscando en la selva
encontramos su rastro. Por fin. No puedo creérmelo: observamos
a uno desde lejos, pero el guía, asustado, decide irse. Yo voy a ir
hasta el final, si consigo entrar en contacto con ellos mi
publicación será un éxito.

Analizo y fotografío al ejemplar a
varios metros de distancia. Un poco más cerca. Es una hembra. La
bautizo como Queen Kong.

Me acerco lo suficiente para que me
vea, como yo esperaba me observa con prudencia y curiosidad. Después
de varios días por fin viene hasta mí, de manera amigable. Es un
animal gigantesco y hermoso. Está aquí, puedo olerla. Huele a
humanidad, a animalidad, a algo ancestral que puedo reconocer. Me toca con delicadeza.
Acaricia mi pelo con un dedo. Me mira con ternura.

Me siento en su regazo, es
emocionante.

Protege mi cuerpo con su enorme mano,
me siento segura entre sus dedos.

Me acurruca contra su pecho. Estamos
así mucho rato. Ella acerca un pezón a mi boca. Quiere darme de mamar.
Dudo. Esto es raro. Insiste. No me deja ir, con dulzura pero con
firmeza. Tengo hambre, la comida que me queda es terrible. Algunas
gotas de leche han mojado mis labios. Es dulce. Me llena, me
completa. No sé cuánto tiempo llevo aquí. Me cuida, me mima, me
alimenta. He engordado mucho y he perdido musculatura al no moverme.
Pero no necesito nada, la tengo a ella.

Eso es lo que yo deseaba. Siempre desee
regresar aquí.

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