Poema 1
Espero
Yo espero siempre
que me esperes,
diría que
espero con ansia
tu espera
y me ilusiona
saber que estarás,
fiel en tu vigilia,
como una certeza
que alarga mis días
de nobles demoras.
No deseo otra prueba
de vida
que esa espera
porque en ella está
la constancia de ser,
el motivo de estar
llegando siempre.
Llegar y saber,
renovar lo posible
para volver a llegar.
Poema 2
Costumbre
Se me está haciendo costumbre
no encontrarte
en los lugares donde
siempre te hallaba.
Entonces,
me surge la pregunta
de por qué te busco
“Será la costumbre”
me respondo
y no insisto
porque por hábito
te habré perdido
y no me estaré dando cuenta.
Poema 3
Sin avisar
A veces tus ganas
me salen a borbotones
del cuerpo
y es entonces cuando
me pregunto
cuando comenzaste
a ser dentro mío.
Sorprende comprobar
como se han corrido
los límites de tu amor
en mis entrañas,
irreductible en tu deseo
de proclamar
tus derechos más allá
de la frontera de lo posible.
Los ecos de tu respiración
vibran en mis meridianos
y los aromas que te habitan
comienzan a anidar entre mis poros,
temo que solo quede de mí
poco más que las huellas digitales
y algunos recuerdos
en los que no estás,
por el momento.
Mis preguntas
se parecen cada día más
a tus respuestas
y cuando intento elevar
una protesta
o una firme denuncia
para que me devuelvas
a mí mismo,
no consigo impedir
que mis pasos
me lleven hasta tu casa
o elijan caminar
junto a los tuyos.
Poema 4
El Lenguaje de las nubes
Por razones ajenas a la meteorología
y por lo tanto desconocidas por ignoradas,
las nubes siempre han querido
hablar con los hombres.
En la inmensidad
de su silencio distante
se agitan felices cuando las miras
y desde el primer instante
bajan con una lentitud
que apenas se distingue
desde la perspectiva geofísica
y apenas primate
que confunde el trueno inexplicable
con la velocidad que quiebra
la barrera de la cordura
y de las ondas sonoras.
Vienen a beber del agua
de tus ojos,
atraídas como siervos
por la sed de un río cristalino,
solo y únicamente si
sostienes tus pupilas
el tiempo que demoran
en llegar.
Cualquier distracción será fatal,
como la indiferencia del que ignora
la circunferencia de la sal,
y la mano que tracciona
y las bocas que se pueblan
de otras bocas
y ruedan por amar.
Solo hay que esperarlas,
con la mirada anhelante
de esperar
su cuerpo de piedra y espuma,
que desciendan hasta tus pupilas
en esa espera de pájaros,
de vientos y de brisa,
de lágrimas que luego
serán lluvia.
Poema 5
También en cuarentena
Hoy me vino a buscar
para salir
y yo le dije que sí
que hoy estaba con ganas
de enredarme con las palabras,
de sofocarme a gusto
con su saliva, sabia, superficie,
salsa, samba,
zafiro sagaz,
saeta sajada,
sádico sainete,
sagrada saladura,
su insaciable sacramento.
Que sí, que sí,
que vamos le dije
sin dudar
que andaba con ganas,
que hay que aprovechar
las sombras que se ofrecen
y el frío del afuera
que te tiembla y te tienta
a buscar calor,
a no tener piedad
con la pasión,
la avidez del arrebato,
la fogosidad del frenesí,
la llamarada que te llama,
el delirio que lujuria
y la madre que lo parió.
Qué sí, que sí
le dije y agregué
con voz entrecortada
“Ojalá sea como la última vez
que me visitaste”.
Poema 6
Esa foto de ayer
Alguna vez pensé que
esa sonrisa no era para mí,
ni la disposición de tu figura
cautiva de la foto
y carcelera de una eventualidad
que sin duda me descartaba
porque al pasado lo compartimos
en una ignorancia mutua
de manera irreversible,
recíproca y equidistante.
Sin embargo desde que te conozco,
desde que llevo la marca de tu hacienda
en carne viva
y sufro a la espera del donativo
de tu mirada para sobrevivir,
y a ciegas me muevo
rastreando las migas
de tu soplo divino,
sospecho que esa sonrisa
sabía de antemano su destino
y aunque no me conocieran
los signos de tu cuerpo,
pacientes disponían su mensaje
frente al lente cazador
de sus encantos.
Poema 7
Solo
Estoy aquí así,
así, aquí,
como una salamandra
inquieta,
me estiro para poder llegar
un poco más.
Presiento que existir
es una tarde de sol
y sombras entre los árboles,
es el trino febril
de alguien que espera
como yo
la espera de algo
que está por llegar,
aprender de lo que se tiene
y concluir el día
desconociendo el roce
de cuanto ha de vivirse,
tal vez y por las dudas.
Estoy pensando en vos
y me ilusiona
no conocer más que
lo que existe entre los dos
Poema 8
Los viernes hubo poesía
Cuando te arrepientas
de haberme entregado
la flor de tu inocencia
y maldigas las horas
que perdiste en vano
ya que siempre esperé
tu espera,
cuando el nivel de cafeína
haya alterado tu bio ritmo
y ruedes de insomnio
por los pliegues de las sábanas,
contando los taxis
que nunca debieron haberte
llevado hasta mí,
quizás puedas consolarte
pensando que los viernes
hubo poesía.
Cuando fermenten los recuerdos,
expirada con holgura
su fecha de vencimiento,
y la pelusa amarga
de mi ego te resulte
insostenible,
cuando harta de pagar
las facturas de mis desajustes,
decidas bajar la perilla
del olvido,
quizás puedas consolarte
sabiendo que los viernes
hubo poesía.
Cuando te canses de todos
los “te quiero” que nunca te dije
y te aburran los lugares
que jamás visitaste conmigo,
burlándote de los momentos
que transcurrieron sin nosotros,
cuando al fin descubras
que igual hay ataduras
donde no hay compromiso
y asfixia muy alto
en el cielo,
quizás puedas consolarte
sintiendo que los viernes
hubo poesía.
Poema 9
Un ocaso
Un pájaro recorta su existencia
sobre el canto de sí mismo,
detrás
el cielo del ocaso
desliza una nubes
que arrastran los recuerdos
apenas enrojecidos del sol.
A lo lejos
el ladrido de unos perros
es la única evidencia
de tantas cosas,
sobre todo de ellos mismos.
Así es el verano en la ciudad
cuando la noche
se retarda
vaya a saber en que
absurda pero vital letanía.
Y entonces me pregunto
si no es en vano
la trama de los hombres.
Poema 10
Insatisfecho
Me tiro un lance
pero no hay caso:
ella hace a su antojo
lo que yo procuro,
¿Será posible
tanta irreverencia?
o cuenta se da
que la pretendo
y peores intenciones
por extravagantes
me descubre
antes que la hubiese
reclamado siquiera.
Mañana hubiera sido mejor
si ayer no hubiese sido en vano
me digo
pero no lo aseguro
porque hasta a mi tiempo
confunde
y no acierto
su paso a descubrir
cuando menos lo espero.
Poema 11
En el espejo de mis huellas
Tu piel talla la corteza
de mis días,
como la mano familiar
que acostumbra revelarse
con una caricia ,
y puede ocurrir
que la confunda con mi aliento
y crea que me miro
en el espejo de mis huellas.
Tu piel me envolvió serenamente,
como si conociera los registros
que determinan que soy yo,
y no otro,
el dueño de mí mismo,
salvó las fronteras
que fingen las soledades
para impedir el saqueo
del corazón,
se metió en mis zapatos
con la naturalidad del que
los ha caminado
y conoce su paso.
Tu piel me surge a veces
sin quererlo,
cuando escucho el silbido mudo
de un secreto,
cuando enfrento de manera proverbial
el eco de un sueño que no recuerdo
pero que lleva tu nombre.
Te miro, te miro,
y me pregunto porque
no siento frío cuando me dejas
y te llevas la piel que compartimos
el instante en que buscamos
penetrarnos.
Poema 12
Era una mujer.
Era una mujer que
destejía el tiempo
aguardando la llegada
de alguien que no regresaría,
un sueño que volvió
a nacer
sin saber que había
muerto
y el torbellino de días
que parecen comenzar
de madrugada
y ven el final
cuando el sol
deja de girar alrededor
del mundo.
No sea cosa
que sea
una ilusión
el diapasón de los ausentes
y su presencia
la palabra muda
de todos los pregones:
que llueva no es tema
que importe
en los desiertos.
Ahora sabe hacia donde
se dirige su negativa
porque el norte es blanco
y el sur el negro contrapuesto,
las herejías no son
semen derramado
sino la eléctrica distorsión
de lo indebido.
Una mujer que espera
vanamente
es mucho más que todo
el anhelo que la posee
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