Fiesta de la masa vienesa

Fiesta de la masa vienesa

Estudiando

28/08/2020

Llegó la Semana Santa y al fin iríamos en familia a disfrutar a uno de los dos lugares más hermosos de nuestras sierras, Villa General Belgrano, un lugar poblado por alemanes y construido al estilo tirolés. Incluso trajeron la vegetación de la Selva Negra alemana, por eso, junto con la Cumbrecita, son los dos lugares más encantadores de nuestra provincia para mí. Sus construcciones alpinas de madera, con los balcones llenos de flores de distintos colores, hacen de este lugar el preferido de un selecto grupo de turistas. La gente se pone sus trajes típicos y parece que estuviéramos en el sur de Alemania. Su música, con acordeón a piano, sus comidas y sus descendientes hacen de esta zona un oasis sui géneris. 

 La excitación era inmensa, pues esta vez aparte de mis abuelos y tía abuela materna, vendrían mis nonos por parte de papá, y uno de mis tíos con su familia.  

Mamá cómo siempre había reservado con mucha anticipación las habitaciones en uno de los hoteles más lindos, que contaba con una gran piscina climatizada cubierta. Fue bajar de los coches, y ser recibidos por jóvenes vestidas de alpinas con bandejas de bombones y masas vienesas. Ese olor a chocolate artesanal es inconfundible, igual que su textura cremosa que se va desarmando de a poco en el paladar, impregnando la boca de un sabor delicioso. Y para eso habíamos viajado más de dos horas, para participar de la fiesta de la masa vienesa y saborear también esos chocolates. Este año la variante sería un huevo de Pascua gigante, que se rompería con martillo de madera a dónde lios niños pequeños podrían participar. Todos nos llevaríamos un trozo. 

Estaba lleno de gente, sin lugar para nadie. Incluso en las localidades vecinas estaba repleto de turistas que iban deseosos de probar los manjares que allí se servían. Al entrar al gran salón no sabíamos por dónde empezar, ya que el desfile ante nuestros ojos era una tentación. Tartas y tortas de frutillas, cerezas, frutos rojos; Lemon Pie, Torta Moka, Selva Negra, y cientos de delicias y postres para atentar contra nuestra dieta.¡Y allá fuimos a probar las exquisiteces! Se sentía el sabor de la gastronomía casera, llena de manteca y crema, colmado de frutos rojos y crema. Y también estaban los chocolates en forma de huevos de Pascua, y de bombones, con todos los rellenos más ricos que puedas imaginar: dulce de leche, licores de distintos sabores, cremas, menta, vainilla, sambayón, frutilla, etcétera. Y facturas vienesas con fondant, nueces y almendras.¡Después no hay que pesarse por un mes! Pero era tan divertido compartir en familia, reírnos con las anécdotas de los abuelos, ver a los tíos probar de todo, desde café con crema hasta las mejores cervezas artesanales. 

Y mientras disfrutábamos del sentido del gusto, olfato y tacto, veíamos danzas típicas. Fue un fin de semana maravilloso, dónde primó el compartir momentos con los seres queridos,y como dice el refrán: «panza llena, corazón  contento».  

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS