– TU SABOR –
Alguna vez soñé con descubrir
el sabor de una mujer,
alucinar con la vainilla de sus labios,
beberme el néctar de sus ojos
en una lectura
y sucumbir a los frutos de mar
de su cadera;
Tu canela me impregna,
tu aroma me llega como un rumor,
la dopamina se me corre
del limbus;
mujer :
Tienes ese toque
de dulce y sal
que pones a mi boca,
tienes ese pedacito de pan
que me sabe a gloria,
mujer:
Dame esa textura de sabor
para poder dejar la tierra
colgado de tu lengua en postre.
– LAS ALEGRÍAS DE TERESA –
Teresa, la morena de ébano de 180 centímetros que cargaba sobre su cuello al menos 20 kilos de dulces hechos con amor en su batea retorcida por el uso y la fórmula milenaria de sus antepasados Afros. Se sentó esa tarde a mi lado, me obsequió una coca´a, luego unos caballitos. Lo primero, hechos de coco (Cocada dirían los bien hablados coterráneos), lo segundo, hecho de papaya y panela. Conservas le llamarían en otras partes de mi tierra.
Al interrogarle sobre su tolerancia al peso sobre su cuello soltó una carcajada explosiva como sólo se reían las negras de mi tierra.
-¿ Mijo, vuste no sabe que nojotras tamos hechas de pesca´o y plátano?
– Comete más bien esa coca´a que te la van a roba´-
Yo devoré ese manjar con la inocencia del niño que me habitaba; la disfrute, llené mi boca de un almíbar con sabor a felicidad.
– ¿Negra, cuánto duras haciendo esos dulces?
– Toa la noche mijo –
– Aqui onde me ve´ no he pegao el ojo –
– Eso que el Manfredi (Asi llamaba a su hijo) me ayudó y me acompañó hasta el merca´o –
– Tengo la espalda reventa´a pero dile a tu mae que te compre estas alegria –
Las alegrías eran palomitas de millo envueltas con coco en conserva y rociadas por anís.
Toda la tarde disfrute de los dulces de Teresa, disfrute más de sus locuras y su sonrisa pícara.
Sin duda hemos sido bendecidos en mi tierra con el mestizaje de mujeres de todos lados, fusionando con ello también sus tradiciones culinarias.
OPINIONES Y COMENTARIOS