Perfil público

Lo que se conoce, lo que se sabe y lo que se ve de mí: es poco. Digo la persona que digo ser, pero no soy. Me veo inmerso en una prole superficial amacizada por las constantes vicisitudes cotidianas. Hago lo mejor que puedo, para evitar caer en la hipocresía. Intento, de veras, empatizar con este gentío que procura repetir las mismas equivocaciones provocadas, indudablemente, de su rancio abolengo familiar. Profetizo, sin lugar a dudas, que lo mejor no ha ocurrido, ni ocurre, ni ha de ocurrir. El mal consensuado apoyo a las mismas actitudes, a las mismas faltas, no cambiarán nada en nuestro entorno. El hastío que siento hacia aquellos cuyas acciones oprimen, martirizan y vituperan al prójimo, es inconmensurable. Reemplazamos las buenas costumbres, los valores, y el distinguido sentido de progreso; por una fachada de apariencias, vanidades, e ilusiones materiales (que bien han demostrado a lo largo de los años, que solo han servido de perjurio.)
Anhelo, sin embargo, la rotura de este ciclo del cual tanto nos ha costado salir. Espero, fervientemente, que nos reencontremos con nosotros mismos; descubramos nuestro propósito que antaño se nos fue negado.