RESEÑA CORTA, DE UNA VIDA
Nací en el estado de Hidalgo, en Tepeji del Río, crecí en Morelos porque mis padres decidieron probar suerte lejos, tenía tres años cuando llegamos a vivir a una casita humilde, que, sin embargo, mi madre con su ingenio y creatividad acondiciono, un hogar para sus 7 hijos. Soy la penúltima de una gran familia, mi padre, era hombre fuerte físicamente, a fuerza de trabajar en cosas rudas, y a consecuencia de ello, temple de acero. Mi rebeldía es heredada. Tuve una infancia libre, fui niña de aldea familiar en el campo, crecí en un espacio, ausente de bardas entre casas, el jardín de mi abuela colindaba con el nuestro, los separaba una cerca de malla, donde se enredaba una hiedra, para guardar cierta privacidad entre ambas, su jardín era hermoso y surrealista, muy a su manera, silvestre y sublime, había un estanque pileta y un lavadero, al lado del cuarto de herramientas de jardinero experto, su creación era un oasis en temporada de verano, era desierto con cactus y suculentas, flores de temporada, geranios, pensamientos, teresitas y miguelitos de colores.Tal vez ella sentía nostalgia, Zacatecas y su desierto quedaban muy lejos. Frente a su casa tenía un cuidadísimo césped con macetas improvisadas ingeniosamente colocadas. Su jardín era para mí el más hermoso de todo el conjunto de casas. Como buena chamana tenía un espacio de plantas medicinales, Ella supo cómo curar mis dolencias del alma y el cuerpo, cuando me sentí desfallecer tras la pérdida de dos hijas en menos de dos años, su ingenio para sacarme de mi desesperación, le salió del corazón, fue amiga y confidente. Ella era muy especial, disfrutaba con la soledad, sentada en su mecedora verde, contemplando su creación, en su mundo de recuerdos acompañados con música y un trago de tequila, poseía una selección de discos variados, corridos de revolucionarios norteños, Tchaikovsky, José Alfredo, Chavela Vargas, Bribiesca y su requinto, la hacían sacar su guitarra un rato, su sensibilidad, la hizo amar la poesía, Ramón López Velarde y Xavier Villaurrutia. Adelantada a su época era bisexual declarada, aunque no reconocida, por miedo supongo, algunas personas se dan el gusto mediocre de juzgar en lugar de explicarse el porqué de las cosas. Su fortaleza para sobreponerse a los infortunios de la vida la forjaron reacia en su trato, e ingeniosa para dar consejos, su genialidad la hacía entender de ciencia aunque tenía pocos estudios, después entendí que Ella, era sabia, me enseñó a sentir-me, para curar mis dolencias del alma, y cuerpo, fue por mucho mi mejor amiga y la más sabia de todas las mujeres que he conocido. Mi abuelo, era tierno cariñoso e ingenioso bromista de corazón alegre, su huerto quedaba frente la ventana de mi dormitorio, lo escuchaba cantar todas las mañanas, mientras araba la tierra, con esas manos viejas y enjutas, sembraba y cosechaba alimento para la gran familia, tíos, tías y un montón de nietos y niños de casas vecinas, además ordeñaba la vaca, sacaba el aguamiel del maguey y visitaba a sus abejas trabajadoras, en medio del espacio más florido de la aldea, junto al estanque de agua, en el que aprendimos a nadar. Los niños nunca nos aburrimos, los adultos nos involucraron en trabajos sencillos, a veces la recompensa, un manjar de cajeta, que nos preparaba mi abuelo, servida dentro de un barquillo de galleta. la belleza de las cosas simples de la vida las aprendí al lado de mis abuelos.
Tuvimos animales que eran todos mascotas sacrificadas tarde o temprano, cerdos, pollos, patos, conejos, vacas. Los caballos, perros y gatos se salvaron de terminar en el plato. Mi pasatiempo preferido era irme de casa a leer algún libro prohibido por mi madre, sobre la rama de algún árbol. La lectura se nos fomentó con el ejemplo, mi abuelo después de la faena matinal, y mientras el sol enardecía, se sentaba a leer bajo la sombra, mientras en la radio sonaba algún clásico de fondo. Leo desde que aprendí el alfabeto, los libros han sido mis maestros, tanto que preferí sus enseñanzas, a pasar una eternidad en las aulas, para mí, jaulas de pensamiento. Primaria y secundaria a duras penas conseguí el certificado, no fui mala aprendiz, pero sí floja para demostrar lo contrario, Sobresaliente en español e historia, aunque también ciencias naturales me maravillaba. Devoraba los libros preferidos de texto antes que nadie, el resultado, clases que resultaban tediosa. mis primeras salidas de pinta fueron a los 11 años, preferí muchas veces visitar a mi amigo, un general retirado de 90 años que me descubrió sacando libros de una caja destinada a la basura condescendiente, me ofreció su gran biblioteca a cambio de no sacar ningún libro de la casa. De sus libros, los que más me fascinaron fueron los que contaban la historia, tras los hallazgos en las tumbas egipcias de Tutankamon y Nefertiti, me cautivaron, las historias de maldiciones y de Egipto echaron a volar mi imaginación al desierto de esplendorosas pirámides con el sol naciente. El amor de Cleopatra y Marco Antonio alimentaron mis primeros sueños de amor. Agatha Christie me enseñó de incógnitas y de investigadores, su suspenso me atrapó un rato. García Márquez, me contagió su nostalgia por tiempos mejores sin progreso, a mis escasos 10 años, Alfred Hitchcock me enseñó de ironías y sátiras. decir lo que pienso nunca ha sido un problema. La preparatoria, la hice en un solo examen, estando ya casada y con dos hijas, ese mismo año ingresé a estudiar la licenciatura en letras hispánicas en la universidad del estado, para abandonarla al quinto semestre, me descubrí crítica implacable de mis escritos. Tome talleres y cursos afines a mis pasiones, arte, literatura, permacultura, autodidacta me acomoda mejor. En deportes la natación y el atletismo son lo mío, el senderismo es un placer de conexión con mi naturaleza.
Interesado por: Me interesa la literatura en un sentido amplio, sin predilección de género, Cuento corto / relato breve, Novela en un sentido amplio, Poesía
Autores o libros favoritos: Gabriel Garcia Marquez, MIlan kundera, Julio Cortazar, Borgues, Ruben Dario, Xavier Villaurrutia, Juan Rulfo